Creado en 1963 por Stan Lee y Bill Everett, Daredevil ha sido uno de los personajes Marvel que, a pesar de tener serie propia desde los comienzos de la editorial, ha tenido épocas en las que ha estado amenazado por la cancelación, un enemigo más temible que cualquier villano. El personaje ha hecho en estos 52 años apariciones en la pequeña y gran pantalla, con diferente fortuna.
La primera vez que apareció en la pantalla fue en 1989 en El juicio del increible Hulk, un especial de la serie protagonizada a finales de los 70 por Bill Bixby y Lou Ferrigno. La adaptación no fue mala, teniendo en cuenta los medios de la época, aunque las expectativas de que saliera una serie de televisión de este especial quedaron en nada.
La segunda salida en imagen real fue en la película de 2003 protagonizada por Ben Affleck, la cual, sinceremanete, es extraordinariamente mejorable. Por no decir que todo el reparto hace un papel especialmente lamentable, incluyendo una de las peores interpretaciones de Affleck, quien no es nada convincente como Daredevil
Los derechos del personaje estuvieron en manos de la 20h Century Fox quien, por no rodar una nueva película en los plazos estipulados en el contrato con Marvel, regresaron a la editorial. Obviamente, desde la Casa de las Ideas no iban a desaprovechar al personaje, por lo que cuando se anunció una serie de televisión sobre el personaje nadie se sorprendió. Lo que sí sorprendió es que la serie fuera una colaboración con Netflix. Aunque, visto el resultado, esto ha funcionado en favor de la serie y el personaje. Hoy se ha estrenado Daredevil en Netflix, siendo esta una serie estupenda.
El tono de la serie tiene más en común con las grandes películas de acción y suspense de los 70 que con las películas o series de televisión a las que hoy día estamos acostumbrados. Películas como Serpico, French Connection, Get Carter y El justiciero de la ciudad parecen haber sido tomadas como modelo a seguir.
Precisamente, la Cocina del Infierno, el barrio en el que transcurre la acción, parece sacada de los 70, cuando Nueva York era la ciudad con la peor tasa de criminalidad de Estados Unidos. Y tienen una buena justificación para ello, pues al fin y al cabo, un barrio puede retroceder 40 años de golpe si queda maltrecho en un ataque alíenígena.
La serie es bastante fiel a los cómics, cogiendo elementos de todas las etapas importantes de la serie. Hay detalles menores de los años 60, de la etapa de Brian Michael Bendis la pasada década, de la de Ann Nocenti y John Romita Jr., así como, y era de esperar, de la etapa que redefinió por completo al personaje, la de Frank Miller.
Todos los elementos clave del personaje están en esta serie, como su origen, sus dudas internas, los secundarios habituales y el tono de serie negra que muchos fans esperan de la serie. Todo hábilmente combinado, de forma coherente y, como extra, está relacionada con el resto del Universo Cinematográfico Marvel a través de esos pequeños detalles a los que, desde el estudio, nos han acostumbrado.
Durante el día, Matt Murdock es un abogado que lucha dentro del sistema. Por la noche, el personaje, interpretado extraordinariamente por Charlie Cox, se transforma en un justiciero que, si bien no mata, sí emplea tanta violencia como sea necesaria para detener a los criminales que plagan su barrio. Y, en esto, recuerda al Paul Kersey de Charles Bronson en El justiciero de la ciudad.
Precisamente las peleas en las que Daredevil se ve envuelto son uno de los puntos a favor de la serie. Bastante más sangrientas, y un tanto más realistas, que las que se pueden ver en Agentes de SHIELD. Sin embargo, la brutalidad de algunas de ellas resulta extrema, pero es que el ambiente en el que se mueve el personaje no es especialmente agradable, agradeciéndose que no se hayan contenido.
El ambiente es especialmente opresivo debido a la ciudad y a su villano, Wilson Fisk, más conocido como el Kingpin del Crimen, magistralmente interpretado por Vincent D’Onofrio. Un villano inteligente, implacable y carismático, en la línea del Charnier de Fernando Rey en French Connection, pero con un lado vulnerable, hasta infantil, que lo humaniza. Sin embargo, también tiene una faceta especialmente brutal que, cuando sale a la luz, da especialmente miedo y hace de él un personaje tan temible como debe ser este personaje.
El contraste entre Matt Murdock y Wilson Fisk está muy logrado. Ambos personajes no son muy distintos, puesto que quieren lo mejor para la ciudad. Sin embargo, mientras que uno se pone al margen de la ley para perseguir a aquellos que la arruinan, el otro se pone al margen de la ley para ayudarla a morir y poder reconstruirla. La relación entre ambos es tan compleja como lo es en los cómics, siendo cada uno de ellos la cara y la cruz de una moneda.
En cuanto a los personajes secundarios, todos están perfectos en su papel. Karen Ann Woll, recién salida de True Blood, da vida a una Karen Page que ve su origen remozado para la serie, pero que no resulta una mujer florero. Elden Henson también resulta convincente como Foggy Nelson, resultando fiel a su contrapartida en el cómic. Ben Urich, personaje de apoyo de Daredevil y uno de los periodistas más importantes de Marvel, está interpretado con solvencia por Vondie Curtis-Hall, componiendo un personaje que es un pálido reflejo de lo que fue en tiempos, un importante periodista de investigación.
Sin embargo, hay dos actores secundarios que merecen especial mención. El primero de ellos es Toby Leonard Moore, quien interpreta a Wesley, la mano derecha de Kingpin, en un papel que recuerda al Arreglador de los cómics. Pocos lugartenientes han sido en la pantalla tan eficientes como él. El otro personaje, y bastante más importante que el de Moore, es el de Rosario Dawson, Claire Temple en la serie, una enfermera que se cruza con Daredevil en un momento en el que el protagonista necesita ayuda.
El personaje de Dawson puede acabar siendo muy importante, pues es la versión televisiva de la Enfermera de Noche, personaje que en los cómics presta asistencia médica a los superhéroes cuando la necesitan. Además, como en los cómics es la ex-novia de Luke Cage, puede ser el nexo de unión con los demás personajes Marvel de Netflix.
La serie no es una de esas que puedan verse como episodios sueltos. No hay planteamiento, nudo o desenlace en los mismos. No hay arcos argumentarles que se cierren cada pocos episodios. La serie está planteada para que todos sus episodios se vean del tirón, como una película. Esto puede suponer un lastre para algunos espectadores, pero funciona relativamente bien.
En general, es una serie que es bastante mejor que Gotham, la cual no termina de encontrar el rumbo. Daredevil es lo que sería Batman si este fuera un abogado de pocos recursos. Es distinta de Agentes de SHIELD, centrándose en las personas de a pie del Universo Marvel, en vez de en conspiraciones y amenazas globales. Precisamente al centrarse en amenazas más cercanas a las personas normales, en un entorno urbano reconocible, y en un superhéroe al pie de la calle, tiene una de sus mayores virtudes. Puede contar historias de todo tipo, sean de juicios, de guerras entre criminales o de personas al borde del desahucio en el mismo episodio, sin que se resienta por ello.
En su conjunto, esta primera piedra del Universo Televisivo Netflix es una magnífica serie, con su propia voz, distinta de Arrow, Agentes de SHIELD, Agente Carter o The Flash. No se fija en ninguna de ellas y sí en lo mejor de los cómics. Trata de ser ella misma y, por ello mismo, quizá sea la mejor serie de televisión Marvel. Las expectativas eran altas y no ha defraudado.