Marvel Studios ha cerrado la fase tres de su universo cinematográfico (UCM) con Avengers: Endgame (Vengadores: Fin del juego), y lo ha hecho con una película llena de luces y sombras. Los hermanos Russo han continuado el guion que dejó Vengadores: La guerra del Infinito y lo han estirado al más puro estilo Marvel, con la siempre inestimable ayuda de Kevin Feige, que ha supervisado el desarrollo del universo cinematográfico Marvel hasta el momento.
Pero como Disney siempre ha querido meter mano en el universo Marvel para retorcerlo y reorientarlo a un público que nunca ha leído cómics y jamás lo hará, está bajo un grave riesgo de seguir la torticera senda de Star Wars. Después de meter a la Capitana Marvel con calzador en su propia película, desplazando a un plano muy secundario a la Bruja Escarlata —por lo cual estoy muy indignado—, esta película puede dejar más preguntas que respuestas en el espectador que la mire con un sentido más crítico y que no se deje llevar solo por los efectos especiales.
Lo primero: el tono bufón sigue predominando
El problema de llevar más de diez años produciendo dos o tres películas anuales de superhéroes con una metatrama es que al final tienes que resolver dicha metatrama. Los hermanos Russo lo han hecho de una forma que puede aparentar que está bien ejecutada en principio, pero no resiste el análisis de los más frikis y fanes de los cómics de superhéroes.
Pero antes de entrar en ello, voy a hablar de los personajes que integran la cinta. Porque lo primero que quiero criticar es la bufonería reinante en los personajes masculinos más poderosos de la cinta: Hulk y Thor. Como ya ocurriera en Thor: Ragnarok y criticara abiertamente, Thor ha perdido toda la dignidad y señorío que tenía hasta ese momento, siendo un auténtico bufón. Y en esta película no es distinto, y se extiende totalmente a Hulk, como ocurriera en esa misma película.
Convertir las películas de superhéroes en festivales del humor es malo para los personajes y para la franquicia. Ese tipo de humor tiene un límite y, aunque las gracietas suelen estar bien situadas en la película, me parece terrible lo que han hecho con Thor y Hulk, que además se las tienen que ver con el humor más ácido de Mapache Cohete e incluso el de Star-Lord. Tanto humor termina cargando, y más cuando transformas a Thor en un gordo bufón. Literalmente, y para desgracia de las fanes de Chris Hemsworth.
En este tipo de películas no se puede juzgar demasiado la interpretación, porque la trama supera las necesidades interpretativas de los actores. Hay momentos emotivos en la cinta, por los derroteros de los acontecimientos, y aunque parezca increíble en el cine había algunas mujeres que lloraron. Al menos los hermanos Russo han sabido llevar correctamente esos momentos de la cinta, que pueden quedar un poco más fuera de lugar en una cinta de superhéroes.
Un buen desarrollo inicial que pierde fuelle
La trama de la película empieza en la Tierra momentos después de que Thanos haya eliminado a la mitad de la población sintiente del Universo, haciendo acto de presencia Capitana Marvel para ayudarles a ir a donde Thanos se ha recluido tras conseguir ejecutar con éxito su plan maestro. En los cómics esa eliminación la hacía como ofrenda a su gran amor, la Muerte, pero en la pantalla lo cambiaron como una suerte de «sé lo que necesita el universo para vivir en paz».
Luego dan un salto de cinco años para poner una sombra de oscuridad a la Tierra, que no consigue pasar página por la pérdida de la mitad de su población. Los Vengadores han tomado un derrotero de intentar contener las disputas posteriores y de búsqueda de alguna alternativa, pero no es hasta que el Hombre Hormiga sale del mundo cuántico que no se les ocurre la gran idea: viajar atrás en el tiempo para recuperar las gemas, devolver a la vida a todos los desaparecidos y luego dejarlas donde estaban.
El problema está en que esto resulta terriblemente ambicioso y, como saben bien los que hayan leído cómics, resulta terriblemente peligroso por lo que ello conlleva. Los cambios sustanciales al pasado crean líneas temporales alternativas, como cualquier lector de los Vengadores o la Patrulla-X puede atestiguar. En Días del futuro pasado la Patrulla-X crea una buena cantidad de líneas temporales alternativas, y para intentar parar a Ultrón en los cómics de La era de Ultrón incluso Lobezno llega a matar a Hank Pym, lo que desata un auténtico caos temporal. En los cómics, la Tierra llega a estar asediada por las razas extraterrestres para poner fin a los caóticos viajes en el tiempo de los humanos.
El párrafo anterior viene referido a la premisa que dejan al final de la película: que la línea temporal es restaurada por completo. Pero eso es imposible, como explicaré más adelante, ya que es una película con gran cantidad de agujeros.
Siguiendo con el hilo argumental, los Vengadores se dividen en grupos para viajar al pasado y recuperar cada una de las seis gemas. Es un aspecto que especialmente me gusta de la película, al ponerlo más en la línea de los cómics de los 70, y de verdad que se agradece verlo plasmado en la gran pantalla. Aunque, eso sí, Marvel sigue abusando de los chascarrillos y situaciones bufonescas, que desluce el producto final si no eres un seudofriki de los que se consideran friki por solo ver en cine las películas de Marvel. Que, desgraciadamente, abundan. No eres friki si no te has gastado de pequeño toda tu paga en cómics una semana tras otra.
A partir de ahí, las cosas no van tan suaves como tenían pensado, y tienen que ir improvisando para obtener cada una de las gemas del infinito. Pero en esa improvisación constante terminan haciendo evidente que rompen con la causalidad del pasado y que forzosamente se crean nuevas línea temporales. Y a partir de ahí, la película empieza a perder sentido, aunque en realidad en la gran pantalla quede bien desarrollada y con buena puesta en escena.
La tercera ley de Kang
Dicho eso, quedan muchas preguntas que resolver de estos saltos en el tiempo como para poder confirmar que la línea temporal no se ha alterado. Por ejemplo que Loki sigue en posesión del Teseracto, que Thanos no vuelve a su continuidad, y en general que el desaguisado en la continuidad temporal habrán creado líneas temporales alternativas.
Esto siempre queda explicado en los cómics por la tercera ley de Kang, que básicamente dice que los cambios en el pasado solo crean realidades alternativas pero no afectan a la línea temporal de la que proceden los viajeros del tiempo, a la que siempre volverán después de dar un salto adelante o atrás en el tiempo. De ahí que Tony Stark invente un «GPS espaciotemporal» para anclar a los Vengadores a su realidad en sus viajes temporales en la película. Por tanto, en la filosofía comiquera cada vez que viajaran a un punto del pasado se habría creado una línea temporal alternativa porque hacen cambios sustanciales a la misma, y viendo la cantidad de viajes que hacen en la película, serían unas cuantas.
Pero los hermanos Russo dejan claro en la película que no, que no se crea ninguna realidad alternativa y que todo se queda como estaba. Lo cual es absurdo viendo el desenlace de la película, empezando por el Teseracto en manos de Loki, pasando por el Capitán América que envejece junto a Carter, y terminando en la muerte de Thanos que jamás tiene la oportunidad de volver al pasado para recuperar las gemas y llevar a cabo su plan maestro.
Si Marvel no confirma en algún material posterior que efectivamente se han creado realidades alternativas será un agujero negro de guion. Porque, sencillamente, esas realidades alternativas son inevitables por el mero hecho de viajar al pasado. Lo cual me causa bastante escepticismo por los derroteros por los que puedan ir las próximas películas de la Marvel que conformarán la fase cuatro del UCM.
Una nueva gran batalla de los Cinco Ejércitos
Esta película no es El Señor de los Anillos, pero casi. Cambiad el guantelete del infinito por el anillo único y podría estar hablando de la batalla más conocida de la saga de Tolkien. La lucha en Wakanda de La guerra del Infinito me dejó con cara de idiota porque estaba metida con calzador y en algunas partes la lógica de la lucha hacía aguas. Y en esta película ocurre lo mismo, ya que la épica batalla final no se sostiene, se mire por donde se mire. Thanos arrasa con la base de los Vengadores y, lo que al principio parece un pequeño campo de batalla, al final se convierte en un terreno del tamaño de toda la isla de Manhattan, por arte de magia.
Dejando a un lado de por qué todo el mundo sobrevive a un ataque cuasitermonuclear a la base, luego resulta que en el discurrir de la batalla, de una zona que apenas tendría uno o dos kilómetros de largo, resulta que para recorrerlo necesitan varios minutos. Y eso gente que vuela a velocidades superiores a cualquier avión a reacción y que podría recorrerlo en apenas unos segundos, como Máquina de Guerra o el Hombre de Hierro.
Esto crea la paradoja del campo de fútbol de Campeones aplicada al campo de batalla de Vengadores: Fin del juego, en una situación muy similar a sus partidos. Oliver y Benji se sentirían como en casa, por lo absurdo de la situación. Y lo es más que después del ataque termonuclear a la base esté intacta la furgoneta que necesitan para devolver las gemas al pasado, perfectamente aparcada en la superficie del campo de batalla y no sepultada por los escombros.
Probablemente la parte final de la película sea, con diferencia, la peor parte. Es ciertamente espectacular, con grandes efectos especiales hechos por ordenador, pero tiene ciertos momentos que están fuera de lugar. Por ejemplo la escena hembrista que remueve la lucha de sexos de poner toda la alineación de mujeres que intervienen en la película en una sola escena «por quedar progres» —no hay una escena en la que aparezcan todos los varones, por aquello de la igualdad—, obviando que el público que lee cómics y ve estas películas está mayoritariamente compuesto por varones, sino que Marvel lleva haciendo una fuerte apuesta por el feminismo y la integración racial desde los 60, y siempre ha ido por delante de la sociedad.
No tenían nada que demostrar en este terreno, salvo por imposición de Disney, cuyo toque se nota en toda la cinta. Ya se notó en la totalmente innecesaria película de la Capitana Marvel, que al final en esta película se limita a aparecer en pantalla cinco minutos o menos, y que además le arrebata el protagonismo a la Bruja Escarlata —por lo cual estoy muy dolido, porque es de mis personajes favoritos desde los tiempos de los Nuevos Vengadores—, que como se ve en la cinta es más que suficiente, como la (segunda) mutante más poderosa de la Tierra, de destrozar a Thanos ella sola. Al final de la lucha la Capitana Marvel aparece, destruye la nave de Thanos, y en la colisión de la nave contra el océano debería haber causado unas olas enormes que destruyeran todo Nueva York. Pero eso no ocurre y solo levanta un poco de marejadilla, y su intervención es a la vez innecesaria y potencialmente desastrosa, no un elemento de reivindicación de la liberación de la mujer.
Porque esto de que haya mujeres poderosas en el universo Marvel no es algo que haya llegado ahora con la Capitana Marvel, sino que llevan décadas existiendo: Tormenta, Bruja Escarlata (la segunda mutante más poderosa de la Tierra), Fénix, Viuda Negra, Gamora y Nébula —para no olvidarme de las que salen en la película—, Avispa, Tigra, Spiderwoman, Mujer Invisible, Hulka, Gata Sombra, Pícara, y un larguísimo etcétera. Son tantas que esa escena sobra totalmente, pero desgraciadamente la progresía insiste en cambiar la lucha de clases —los obreros ya hasta votan a la derecha— por la lucha de sexos para conseguir votos.
He comentado esa escena porque hay un problema con ello que es que en esta película se nota mucho más la mano de Disney que en anteriores —sin llegar al desastre que fue La era de Ultrón por ello—, siendo esa escena el máximo exponente de su intervención. El resultado va a ser que reorienten el universo cinematográfico Marvel hacia la vía Star Wars, en la que ponen por delante esa igualdad que siempre ha existido en los cómics bien hecha —hasta años recientes, por influencia nuevamente de Disney—, pero forzándola para un público que jamás lo va a agradecer. Porque esa escena es la señal de alarma de una posible película de «Vengadoras», si se quieren creer los rumores. Si los derroteros son esos, al igual que no voy a ir a ver el episodio IX de Star Wars dejaré de ver las películas de Marvel. Porque este experimento ya lo ha hecho Marvel en los cómics, ese de cambiar a todos los personajes al sexo femenino, y ha fracasado.
Una película entretenida, pero inconsistente
Después de decir todo esto, y me he dejado muchas cosas fuera, he de decir que la película resulta entretenida. Son tres horas de cinta que se pasan suficientemente rápido, si bien volver a repetir una parte final de batalla campal como la película anterior de los Vengadores o como la de Pantera Negra termina cansando y siendo un cliché. Me habría gustado más si el final de la cinta hubiera sido diferente, algo más acotado y con más cerebro puesto detrás de él, y no solo una demostración de testosterona y estrógeno. Thanos merecía mucho más que este final.
Pero al igual que es una película entretenida, resulta inconsistente en su argumento por todo lo expuesto en lo relativo a los viajes en el tiempo que realizan los Vengadores. Y por otros hechos como que ahora parece que cualquiera puede tocar una gema del infinito sin que le pase nada —no era lo que se decía en Guardianes de la Galaxia—. Al final sirve como pretexto para sacar del UCM a los actores que quieren desligarse de la saga, a los cuales dan sepultura, pero ciertamente deja un mal sabor de boca a muchas personas que habrían preferido que los dejaran vivos pero apartados de la acción.
Es una buena película para ir a ver al cine, y posteriormente discutir sobre ella y todo lo que muestra e intentar acertar en los derroteros por los que irá Marvel en la fase cuatro. Es entretenida, con todo lo negativo que he dicho ella. Pero ciertamente, con esta película y con Capitana Marvel, están demostrando que el género de los superhéroes empieza a flojear.