No he querido hablar mucho sobre el indigno despido de Gina Carano de la serie El mandaloriano porque preferí hacer lo que muchos otros: cancelar la suscripción de Disney Plus —/dísni plas/ o /dísney plus/, pero no lo digáis como ese híbrido aberrante /dísney plas/; 'plus' es latín, no inglés—. El motivo de su despido fue ilógico, y de hecho tuits y comentarios previos a su despido tenían mucho más fundamento para haberla echado... si el que los lee es corto de miras y vive en su propia burbuja en la que no quiere que nada le haga daño. Su compañero de reparto Pedro Pascal tuvo tuits bastante peores y no pasó nada. La decisión fue personal de la actual directora de Lucasfilm, Kathleen Kennedy, porque hasta Jon Favreau y Pascal se oponían a ello, y la historia es larga e incongruente.
Se dice que Disney no está contenta con esta decisión por todo el rechazo producido entre los suscriptores de derechas. Porque, efectivamente, Gina Carano es de derechas —tejana, para más señas—, y a pesar de que la directiva de Disney es de izquierdas les encanta el dinero —como a todos los de derechas e izquierdas por igual—. Pedro Pascal es muy de izquierdas, y es lo que le impuso el escudo antidespidos por sus tuits, vistos con buenos ojos por Kathleen Kennedy.
Pero la sociedad estadounidense está tan polarizada que ya se ha empezado a decir «hasta aquí hemos llegado». Si una empresa ataca a la gente que tiene tus ideas —léase «Disney»—, lo que no vas a hacer es seguir comprando sus productos. Es uno de los motivos por los que Disney+ se ha quedado lejos de las expectativas de suscriptores para el primer trimestre del año, situándose en los 103.6 millones en lugar de los 109 millones. He de decir que Netflix también se quedó corto, pero no por tanto —apenas 2 millones frente a 5.4 M de Disney+—, aunque Disney se supone que tenía mucho más margen de crecimiento y un precio de suscripción más bajo.
En este punto podéis decir alguno «pero si estamos saliendo de la pandemia, es normal que la gente se dé de baja o haya menos interés en suscribirse». Es cierto. Es probable que las cancelaciones de cuentas de Disney+ por la cancelación de Gina Carano hayan sido bastantes, pero que no se haya previsto bien la evolución de la pandemia para hacer las estimaciones de suscriptores para el primer trimestre. Pero hay un par de detalles que me parecen curiosos en esta historia.
El primero es el rumor constante desde hace meses de que Kathleen Kennedy tiene los días contados en Lucasfilm por su cagada con Gina Carano, aunque el director ejecutivo de Disney haya dicho que ellos cuentan «con ella para los años venideros». No dice «en su puesto actual», por lo que está abierto a interpretaciones. Técnicamente el rumor inicial era que no la iban a renovar su contrato que finaliza este año. Los nuevos rumores apuntan a que su salida será más discreta, con Kathleen Kennedy creando una nueva productora desde la que crear otros proyectos para la industria cinematográfica incluida Lucasfilm, y quitándosela de en medio de Lucasfilm. Lo relacionado con Star Wars quedaría en manos de Jon Favreau, alguien que sí entiende este mundillo y que ha creado ese gran éxito que es El mandaloriano.
El despido de Gina Carano fue una cagada, y de las gordas, más por el clima político que por hechos por los que se pueda despedir a alguien. De hecho el segundo detalle son los rumores que apuntan a la posible vuelta de Carano —ojalá—, una vez que Kennedy se vaya a su productora. Y es que además Lucasfilm —o sea, Kennedy— ha pedido a la organización de los Premios Emmy que consideren incluir a Gina Carano en la lista de nominados por su papel de Cara Dune. Si realmente una empresa considerase que el despido estaba totalmente justificado y que Carano era tan tóxica, no pedirían en ningún caso que la dieran un premio.
Pero si Gina Carano volviera a Lucasfilm sería simplemente porque Disney ha perdido millones. Esos cinco millones de suscriptores menos de los esperados, si se mantuvieran suscritos un año, son más de 500 millones de dólares no ingresados. Es mucho dinero para una pataleta de Kathleen Kennedy que sí sería un buen motivo para enseñarle a ella la puerta de salida. Y espero que lo hagan, porque es la responsable de la desastrosa tercera trilogía de películas de Star Wars, además de las derivadas que han sido para olvidar.
Vía: Ars Technica.