Si hay algo claro de la guerra de patentes que se está librando ahora mismo entre Apple y Samsung es que da una mala imagen de ambas compañías. Más preocupadas en demandarse en todos aquellos mercados que crean pueden llevar a la "guerra termonuclear" entre ambas compañías, harían mejor en centrarse en sus productos.
Algunas cosas que se han sacado de esto es que Samsung dejara de copiar el diseño del iPhone. Esta parte es irrefutable, porque hasta existen correos internos de Samsung pidiendo a su equipo que los copiaran, y que llevaron a que en EE.UU la compañía coreana tenga que pagar a Apple 1.000 millones de dólares por daños y perjuicios al infringir patentes de diseño. De ahí pasaron al Samsung Galaxy S III que parece más diseñado por un abogado, ya que evita cualquier posibilidad de que Apple pueda demandarles por sus patentes de diseño.
Pero Tim Cook, que siempre me ha parecido un hombre más cabal y menos llevado por sus emociones, habría intentado evitar que Steve Jobs iniciara las demandas contra Samsung. ¿El motivo? Que en aquellos momentos era el encargado de engrasar la compleja maquinaria de suministradores de Apple, y en ella las fábricas de Samsung eran una pieza vital (aunque hoy en día ya no dependen prácticamente de ellos). Aunque en 2012 ha pagado cerca de 8.000 millones en piezas a los coreanos.
Durante una visita en 2010 de varios ejecutivos de la compañía coreana, Apple les hizo llegar sus molestias por el diseño del Samsung Galaxy S. Y lejos de acabar acabar con la copia del diseño de los productos de Apple, lanzaron a principios de 2011 el Galaxy Tab, que prácticamente inició toda la guerra de patentes al acabar con la paciente de Steve Jobs.
Actualmente Apple ya solo confía en Samsung como fundición de microprocesadores, corriendo todo el diseño de los mismo en Apple. Pero este año cambiará a TSMC, con lo que ya no tendrían una dependencia de los coreanos. De haber hecho caso a Tim Cook, y los coreanos a Steve Jobs, Apple habría seguido beneficiándose de las inversiones en I+D+i que hace Samsung, en torno a los 20.000 millones de dólares anuales, y Samsung ingresaría cada vez más dinero en ventas de componentes a Apple.
En definitiva, aquí han salido perdiendo los dos.