Apple comenzó una revolución en el mundo de la tecnología con la presentación del iPhone en 2007, que continuó con la del iPad en 2010. La creación de iOS fue necesaria por que los procesadores para dispositivos móviles (ARM) eran realmente malos hace siete años con respecto a la potencia que tenían en los equipos portátiles y de sobremesa (x86). Pero la fundación de iOS se asienta sobre OS X, y Apple podría fusionar ambos sistemas operativos en uno de una forma más o menos fácil.
Sin embargo, en 2014 ya estamos viendo que la potencia de los procesadores de los PCs tradicionales y de los destinados a tabletas y teléfonos ya no están tan alejados. La presentación por parte de Nvidia de su chip Tegra K1 que integra una GPU basada en la arquitectura actual de las tarjetas gráficas de sobremesa podría representar un gran salto en los juegos para dispositivos móviles, pero también pone de manifiesto la menor necesidad que hay cada vez de que haya dos arquitecturas de procesador distintas: ARM y x86.
La arquitectura ARM se ha desarrollado bajo la premisa de un menor consumo que los procesadores x86, pero Intel también ha recortado mucho las distancias en este aspecto con su gama Bay Trail. El problema de usar dos arquitecturas distintas es que necesitas dos núcleos para el sistema operativo distintos, lo que llevó a la creación de iOS, Android, Ubuntu Touch o Windows Phone para procesadores ARM.
Por eso en este 2014 nos vamos a cansar de escuchar la palabra "convergencia". ¿Qué demonios queremos decir con ella? Simplemente que la línea que diferencia equipos de sobremesa, portátiles, tabletas y teléfonos, por no mencionar relojes inteligentes o televisores, se va a hacer mucho más borrosa de lo que era en 2013. La convergencia, al fin y al cabo, es poder utilizar el mismo sistema operativo independientemente del dispositivo que utilicemos.
Windows 9 será el primer paso de Microsoft por realizar la convergencia de las distintas versiones que tiene: Windows, Windows RT y Windows Phone. Totalmente inútil tener tres versiones de Windows e intentar que todas hagan lo mismo. Triple esfuerzo de desarrollo para que el consumidor quede desconcertado y descontento. Apple también está realizando la convergencia entre iOS y OS X integrando características y funcionalidades de uno en el otro con cada versión. ¿Irá un paso más allá este año con OS X 10.10, o como lo llamen? No lo sé, pero estoy seguro de que lo harán.
Intel está consiguiendo tracción con sus procesadores x86 para dispositivos móviles, con alguna compañía como Lenovo que va a lanzar varios modelos con ellos, pero no son los únicos. La necesidad de los procesadores ARM va desapareciendo, y creciendo la necesidad de disponer de un único sistema operativo para todos nuestros dispositivos. Con ello me refiero a dentro de cada ecosistema: un Windows para el de Microsoft, un OS X para el de Apple. Las ventajas son múltiples: usar todas y cada una de las aplicaciones y juegos de nuestros PCs en nuestros teléfonos y tabletas.
¿Pero qué pasa con Android en este proceso de convergencia? El sistema operativo que tiene más cerca con el que podría converger es Chrome OS, pero es un sistema operativo de tercera regional, aunque se ha abierto hueco en las instituciones educativas. No sirve para jugar, no sirve para usar Office, y su selección de aplicaciones es limitada. Esto no significa que Google no sea consciente de ello, y que no esté trabajando para solucionarlo. Espero que así sea, pero, de momento, Android es la que tiene todas las de perder en la convergencia de plataformas.
Por que un sistema operativo para móviles sea el más utilizado hoy, no significa que lo siga siendo mañana. Ahí tenemos a BlackBerry como claro ejemplo, o a Symbian, o los terminales de Nokia con Series 40. Google debería plantear, cuanto antes, una línea de convergencia para el futuro no tan lejano. Le doy finales de 2015 o principios de 2016 cuando la convergencia entre totalmente en vigor y podamos usar indistintamente nuestras aplicaciones en Windows, nuestro móvil o nuestra tableta. En el ecosistema de Microsoft, claro está. O de Apple.
La propuesta de convergencia que hay ahora mismo basada en Linux es la de Canonical y su Ubuntu Touch. Mark Shuttleworth lo tiene muy claro, pese a que no a todos guste Ubuntu, o no a muchos les guste, según se mire. Shuttleworth quiere un único sistema operativo con el que podamos trabajar en la pantalla de nuestro smartphone o conectándole un monitor externo, y seguir usando las aplicaciones que usamos en un verdadero equipo de sobremesa sin problemas.
Si dejamos a un lado nuestras preferencias de sistema operativo, Microsoft parte con ventaja, además de la buena evolución que está teniendo Windows Phone 8. Es lo que conocen todos los usuarios, les guste o no, y lo importante es que no todos somos ingenieros ni todo el mundo conoce de tecnología. De hecho es al contrario: la mayoría de los consumidores ni entienden de tecnología ni quieren saber. Sólo quieren comprar lo mejor en un momento dado según lo que les recomienden, y que funcione sin problemas para los conocimientos que tienen.
Nada mejor para ellos que una convergencia completa de los distintos Windows que hay en la actualidad, ya que es lo que conocen y saben cómo funciona. Y no necesitan nada más. Por eso, si las demás empresas no reaccionan en 2014, dejarán que Microsoft tome la delantera en el mundo de la convergencia de plataformas. Sobre todo Google y su Android, que no tienen un futuro claro. Al menos, hasta que Google nos diga sus intenciones durante 2014.