Google Glass presentó hace algo más de dos años sus gafas Google Glass. Según su co fundador y el equipo de desarrollo, era el invento que revolucionaría los actos sociales, pudiendo grabar y fotografiar el usuario todo lo que quisiera fácilmente. Puede que ahí comenzaran los problemas de este invento, que estaba lejos de ser novedoso.
Las diversas preguntas sobre la privacidad de la gente fotografiada y grabada, junto con los problemas de usarlo al volante o en recintos cerrados como cines, eran bastante obvias pero Google siempre intentó obviarlas o quitarles importancia. La realidad es que los desarrolladores han empezado a abandonar la plataforma puesto que tampoco parece que tenga un interés elevado por parte del consumidor medio, ya que su uso en público también queda un poco... ridículo.
Twitter ha eliminado su aplicación de la tienda de aplicaciones de Google Glass, y sólo Facebook y OpenTable, dos de los 100 desarrolladores más importantes que había en Glass, siguen apoyando la plataforma. Incluso Sergei Brin lleva meses sin llevar en público las gafas, y eso que era el principal apoyo del proyecto dentro de Google.
Que Glass no haya pillado tracción entre el común de los consumidores no significa que no tenga utilidad en otros terrenos. Por ejemplo, en el apartado de la seguridad y operaciones médicas puede resultar de mucha utilidad. Google tendrá que reorientar el producto del mercado generalista al mercado especialista de algunos sectores. Pero en algunos de ellos hay empresas que llevan desarrollando desde hace años gafas inteligentes, como Vuzix (con gafas que cuestan 500 dólares y no 1.500), y son sectores muchísimo más minoritarios en los que es más difícil hacer dinero.
Vía: TechCrunch.