Linus Torvalds es un personaje público bastante peculiar. Es el típico engreído, arisco y capullo, que dice lo que piensa simplemente por que creó Linux copiando Unix (siempre he sido de la opinión que para triunfar hay que copiar), y realmente ha tenido alguna polémica en los últimos años como la de mandar a tomar por culo a Nvidia. Literalmente.
De vez en cuando da una charla, aquí o allí, y la última le ha llevado a Nueva Zelanda. Preguntado sobre por qué es tan cretino con la gente, ha respondido que "algunos creen que soy agradable y se sorprenden cuando descubren que no lo soy. No soy una persona amable, y no me importa lo que pienses. Sólo me importa la tecnología y el kernel [de Linux], que son lo realmente importantes para mi".
Y dió otras respuesta como: "soy vago por naturaleza. Por eso me encanta el open-source, para que otros me hagan el trabajo [...] ahora mismo me estáis haciendo el trabajo mientras me tomo una bebida en la playa". Obviamente en tono de broma (aunque no lo tengo tan claro).
Pues aquí va otra gran frase que traerá cola en EE. UU. Preguntado sobre por qué no hay más representantes de minorías entre los ponentes de la conferencia de Auckland, y sólo una mujer dijo: "Lo más importante del open-source es que cada uno haga lo que esté más capacitado para hacer. [...] Todo eso de la diversidad son meros detallitos que no tienen importancia".
Teniendo en cuenta que las compañías tecnológicas estadounidenses están muy preocupadas por fomentar el interés en la tecnología en las mujeres e incluir más minorías en puestos tecnológicos y de responsabilidad, que la mente detrás de Linux haga estas afirmaciones no va a pasar desapercibido.
Vía: Ars Technica.