Samsung ha llegado al Mobile World Congress con la clara intención de camelarse a la prensa, y puede que lo haya conseguido con la presentación del nuevo Galaxy S6. Pero también con su hermano mellizo Galaxy S6 Edge, que según Samsung es el primero en contar con una pantalla con cristal curvado en ambos laterales.
Samsung quiere quitarse el lastre de fabricante de teléfonos sin encanto visual, y el de incluir gran cantidad de bloatware en sus teléfonos. Este segundo hecho suele llevar a que no se consiga una debida fluidez en sus gama alta, pese a que cuentan con un gran hardware. Por eso me parece muy improtante el hecho de que han dejado atrás las anteriores versiones de TouchWiz con una en la que se simplifica el diseño de menús, aunque basado en el lenguaje visual Material Design de Android 5.0.
El diseño de bordes y esquinas redondeadas, junto con el cristal frontal redondeado, del Galaxy S6 es igual al iPhone 6.Es de destacar sus 6,8 mm de grosor, fabricación del marco en aluminio y parte trasera de cristal. Cuando ha triunfado la serie Galaxy S ha sido cuando Samsung ha copiado literalmente el diseño del iPhone, y para salir de su paupérrima situación económica en la división de telefonía ha tenido que volver a hacerlo para el Galaxy S6. Eso sí, el diseño está francamente bien, pero claro, a mi me gusta el diseño del iPhone 6 y no podría tener una opinión distinta del S6.
Ambos teléfonos tendrán Samsung Pay (la elección de nombre no es aleatoria tampoco), y cuenta con Visa y MasterCard como primeros socios junto a un puñado de bancos como Bank of America o U. S. Bank, junto al ya habitual PayPal. Utiliza tecnología NFC y MST, esta última adquirida al comprar el sistema de pagos sin contacto LoopPay. Ambos modelos de Galaxy S6 aprovecharán el nuevo lector de huellas dactilares incluido.
Para acceder al pago, será deslizando el dedo hacia dentro desde el borde, momento en el cual tendremos que elegir la tarjeta con la que pagar y autenticarnos. Me temo que no va a ser tan rápido como Apple Pay, que es simplemente acercar el teléfono al terminal de venta y tocar el lector de huellas (sí, así de sencillo).
Cuentan con amplias opciones de conectividad, como NFC, Bluetooth 4.1, LTE Cat. 6, Wi-Fi 802.11 ac, diversos sistemas de posicionamiento (GPS, GLONASS, Beidou), infrarrojos, y lo más llamativo, vuelve a incluir radio FM que muchos usuarios del Galaxy S4 y S5 echaban de menos. El almacenamiento interno elegido está basado en el nuevo UFS (en vez de eMMC) anunciado por Samsung la semana pasada, por lo que tendrá una gran velocidad de lectura y escritura.
El apartado fotográfico mejora con una cámara de 16 megapíxeles en la que se pone especial antención a su óptica, con apertura f/1.9 y estabilización óptica de imagen. Es capaz de tomar fotos con poca luz mejorará mucho, aunque en los Galaxy S siempre han estado por encima de la media en este aspecto. La cámara frontal es de 5 megapíxeles para aquellos que todavía siguen con la moda de los selfis.
La autonomía queda relegada a una batería de 2.550 mAh, aunque el procesador Exynos 7420 que incluye está fabricado con un nivel de integración de 14 nm, y por lo tanto es un ahorro de energía ya de por si considerable con respecto a otros procesadores como el Snapdragon 801 u 805, o el Apple A8 del iPhone 6. Quizás en teléfonos Samsung vaya a remolque de otros, pero en el apartado de fabricación de chips de silicio está por delante de los demás.
Mi intuición me dice que en autonomía no va a destacar debido, sobre todo, a la resolución de 2560 x 1440 píxeles de la pantalla. Incluye Samsung Charging, un sistema de carga inalámbrica embebido en los teléfonos que promete hasta 4 horas de uso con 10 minutos de recarga, compatible con los estándares WPC y PMA.
Tanto el Galaxy S6 como el S6 Edge estarán disponibles a partir del 10 de abril en 20 países, en modelos de 32, 64 y 128 GB de almacenamiento interno. Es un soplo de aire fresco con respecto al lanzamiento que venía haciendo de al menos 50 países en anteriores modelos de la serie Galaxy S. Aunque estoy convencido que tiene que ver con la inclusión a nivel mundial del Exynos 7420, en vez de contar con un Snapdragon para la versión internacional y un Exynos para la versión de Corea del Sur de anteriores Galaxy S. Esto a la postre confirma que hay algún tipo de problema con el Snapdragon 810 funcionando a resolución QHD, pero esa ya es una historia para otro día.