Un ratón no está completo sin una alfombrilla, y en el sector no hay ninguna tan particular como la Razer Firefly, con LED configurables siguiendo la buena tradición de los producto Chroma de la compañía. Para este análisis la he probado junto con el ratón Deathadder Chroma, una combinación cuyas luces y colores son realmente llamativas y que bien pueden conformar un buen regalo.
Razer Deathadder Chroma
He analizado con anterioridad otros productos de Razer, y el que más me ha gustado es el Razer Naga Epic Chroma. Sobre todo porque juego bastante a los MMORPG, y es un ratón perfecto para ello. Siendo el Deathadder Chroma un ratón que no proporciona a simple vista nada especial, en realidad destaca por propocionar un buen conjunto de características y buen acabado por un precio no demasiado elevado (aunque sea un producto de Razer).
En el lateral izquierdo cuenta con dos botones adicionales, además de los dos botones normales y la ruedecilla del ratón. La ruedecilla funciona perfectamente y tiene gran precisión. Además se la puede configurar para cambiar entre los perfiles de juegos y aplicaciones configurables a través del software Razer Synapse 2.0, que es el centro neurálgico de los productos Razer.
La aplicación permite configuración de los botones e incluirlos en macros si se dispone de un teclado Razer, la velocidad de desplazamiento, pero sobre todo se configura la rotación de los LED de iluminación que incluye el ratón en la ruedecilla y la zona superior de la carcasa. También se puede ver desde la aplicación un mapa de calor que muestra el uso que se le ha dado al ratón y por dónde se ha movido en la pantalla a la hora de jugar. Un software completo, aunque el apartado de macros sigue siendo mejorable, o al menos sería importante que lo simplificaran.
El ratón cuenta con un sensor óptico con hasta 10.000 ppp de resolución, configurable, y un muestreo de hasta 1.000 Hz también configurables. No pesa mucho, 105 g, y se desliza persfectamente sobre cualquier superficie (aunque especialmente bien sobre la alfombrilla Razer Firefly). Es agradable de manejar, y en general no tiene pegas y, sobre todo, le da un aspecto distinto al escritorio (que junto a la alfombrilla y teclado, puedes tener una auténtica discoteca en tu habitación por las noches).
Un ratón no está completo sin una alfombrilla
La verdad es que hacer un análisis de una alfombrilla con luces es cuanto menos algo que a priori no se sabe por dónde cogerlo, pero en realidad una vez que dejas la Razer Firefly sobre la mesa y empiezas a usarla notas que además de un efecto molón con las luces que van cambiando de colores, es una superficie que ofrece poca fricción al ratón.
La alfombrilla requiere de un USB libre en el equipo, y se controla también desde Razer Synapse 2.0, pudiendo controlar los colores y su rotación, poner un color fijo o que se sincronice el color con un teclado o ratón de Razer. Si bien muchas otras alfombrillas van a aportarte la misma utilidad que la Firefly, hay que tener en cuenta que aquí estás pagando las luces y la rigidez de la alfombrilla.
En algunos casos, por ejemplo si usas una mesa pequeña, puedes aprovechar un espacio extra con ella. Aunque quizás para otras mesas tenga un tamaño especialmente grande (mide 355 x 255 mm), pensando 380 g, y lo que puedo asegurar es que allá donde la dejes no se va a mover fácilmente gracias a su base antideslizante, así que no te dará problemas mientras juegas.
Pero en última instancia no podría recomendar la alfombrilla ni desaconsejar su compra. No hay muchas alfombrillas con luces en el mercado (de verdad, hay alguna más a la venta), y por tanto es para un grupo de compradores muy específico: el de los jugones que les gusta tener los dispositivos más molones del mercado. Un usuario normal no necesita una alfombrilla de 60 euros ni va a buscar su compra, pero la calidad de Firefly es evidente.