Toda la inversión que está haciendo Google en inteligencia artificial tiene sus resultados de cara al usuario final y no solo a la empresa. Uno de los proyectos especiales de Google ATAP era el proyecto Abacus, orientado a estimar un valor de confianza del usuario de un sistema en función de cómo lo utiliza.
Puesto que dos usuarios diferentes no utilizamos un teléfono de la misma forma, gracias a analizar el uso Abacus proporciona un valor de confianza al usuario actual. De esta forma el usuario podría ir cambiando de aplicación sin que se le solicitara ninguna contraseña. Por ejemplo, y aunque parezca redundante, a la hora de acceder a los gestores de contraseñas tipo 1Password, que actualmente se puede usar en su lugar la huella digital para entrar.
Google va a dar un paso más allá al llevar la nueva librería de programación o API a las aplicaciones de terceros. De esta forma podrán dejar en manos de Android el decidir si el usuario que utiliza el dispositivo es el dueño, y de esta forma concederle acceso a la aplicación sin inportunarle al solicitarle una contraseña. Eso lo hará antes de final de año, ya que actualmente está en pruebas en 33 universidades.