Durante la presentación de la Xbox One S, Microsoft insisitó en que no habría diferencias de rendimiento entre ambas consolas a pesar de que usaría un nuevo SoC de AMD ligeramente mejorado para poder reproducir contenido multimedia a 4K. Una vez que la consola se ha puesto a la venta, ya se ha conocido exactamente las diferencias entre ambos SoC.
La GPU sigue siendo la misma, con la frecuencia ligeramente subida de 853 a 914 MHz, lo que le da una mejora en computación de 1,31 a 1,4 TFLOPS, y la memoria ESRAM también tiene más ancho de banda, que pasa de 204 a 219 GB/s. Son mejoras no demasiado sustanciales, pero que tienen un ligero impacto en los juegos, según Digital Foundry, y que han plasmado en el siguiente vídeo.
Son mejoras que no suelen superar 1 o 2 FPS con respecto a la Xbox One, pero en algunos juegos ayuda a mantener el objetivo de 30 FPS en situaciones en los que la Xbox One sufría bajones de FPS. Microsoft ha confirmado estas mejoras de rendimiento, que las califican de mínimas o nulas en muchos juegos y por tanto no han querido publicitarlo como una mejora de la Xbox One S sobre la Xbox One.
Vía: Ars Technica.