Uno de los futuros avances de la tecnología que se esperan con más curiosidad es la de los vehículos autónomos. Multitud de compañías están inmersas en el desarrollo de sistemas de conducción autónoma y de vehículos propios, y Google ha sido de las primeras en ello.
Hace unas semanas Google anunció que pasaba la fabricación de su propio coche autónomo a una una compañía llamada Waymo, bajo el paraguas de Alphabet. Antes de este momento, la compañía trataba a toda costa de mantener contentos a los ingenieros y personal del proyecto, ofreciéndoles gratificaciones e incrementos salariales acumulativos en función de los resultados que se fueran obteniendo. En algunos casos las bonificaciones se multiplicaron por 16 a lo largo de cuatro años
Sin embargo, estas remuneraciones sin precedentes no cumplieron su función, evitar que el personal se fuera de la compañía. De hecho, tuvieron el efecto contrario pues, al darles una seguridad económica muy fuerte a los empleados en el proyecto, algunos acabaron abandonando la compañía para comenzar sus propios proyectos.
El paso de la división de vehículos autónomos a Waymo es una manera de hacer que el dinero que se invierte en este proyecto quede bien en las cuentas de resultados, ya que las inversiones a fondo perdido en este y otros proyectos especiales de la compañía de Mountain View fueron de 3.500 millones de dólares en 2015, con 1.000 millones gastados en los tres últimos meses de 2016.
Además, también hace más fácil la gestión de los recursos humanos de la misma y de la remuneración de sus empleados, poniendo fin a una práctica que, en vez de conseguir evitar la fuga de cerebros a otras empresas, ha hecho que antiguos asalariados de la misma compitan con ella.
Vía: The Verge.