Microsoft anunció hace unos años que las actualizaciones de Windows 10 tendrían carácter bianual y que serían en abril y octubre. El objetivo era que los departamentos de informática de las empresas supieran cuándo iban a ocurrir dichas actualizaciones para asignar los recursos a este proceso de manera previsible. Sin embargo, estas actualizaciones han llegado con diversos problemas y eso ha hecho que Microsoft pise el freno. O más bien que suelte el acelerador.
La actualización de abril de 2019 llegó en realidad en mayo debido a diversos problemas de última hora, y por eso la actualización de octubre va a ser una actualización menor. Se instalará como las actualizaciones de un martes de parche normal y por tanto no añadirá nuevas características de calado.
El objetivo de la compañía es corregir problemas de rendimiento, fallos del sistema operativo, y añadir algunas nuevas características para el sector empresarial y mejorar la calidad del producto. Esta compilación beta denominada 19H2 está ya disponible para los betatestadores de Windows Insiders.
Era inevitable que Microsoft optara por tomarse una de estas actualizaciones semestrales para mejorar solo el sistema operativo en sí teniendo en cuenta que la actualización de abril y octubre del año pasado y la de mayo de este año han tenido importantes problemas iniciales. Tampoco se puede diseñar un programa agresivo de desarrollo que te lleve a añadir nuevas características mayores cada seis meses, porque no se hace en ningún sistema operativo, ya sea para móviles o equipos de sobremesa.
Vía: EnGadget.