Uber es una compañía que los analistas no saben muy bien cómo se mantiene en pie. Bueno, sí lo saben y es las continuas inyecciones de dinero de inversores, pero trimestre tras trimestre está perdiendo dinero a espuertas. También tiene un registro de denuncias y prácticas anticompetitivas, empezando por su exdirector general Travis Kalanick que autorizó incluso herramientas como Greyball para evitar la vigilancia gubernamental.
El caso más problemático en realidad es el del robo de secretos industriales a Google, compañía que puso en manos de investigadores federales la investigación en 2017. Finalmente, tras dos años, el fiscal de EE. UU. por el distrito norte de California ha decidido imputar al exempleado de Google llamado Anthony Levandowski por espionaje industrial tras unirse a Uber.
Los secretos industriales que supuestamente se llevó están relacionados con el esfuerzo de Google en el sector de la conducción autónoma, que es uno en el que Uber también está metido y no precisamente con buena publicidad tras un atropello el año pasado con el coche con ciertas salvaguardas desactivadas —aunque la conductora de seguridad iba distraída en ese momento—.
Levandowski descargó cerca de 14 000 documentos a su portátil pesonal entre 2015 y 2016 relacionados con los sistemas de sensores lidar y otra circuitería de los coches de Waymo. Se enfrenta a una multa de 250 000 dólares por cada revelación de secretos industriales y hasta diez años de cárcel en caso de que le encuentren culpable en un juicio.
Vía: The Tech Spot.