Razer expandió su serie Viper de ratones para jugones con una versión más pequeña denominada Viper Mini. Voy a empezar diciendo que entre el Viper y el Viper Mini no hay excesivos cambios más allá del tamaño y peso ligeramente reducidos de este último, por lo que son productos complementarios y no sustitutivos. Razer da la posibilidad de que el consumidor elija el modelo que mejor se adapte a su mano, por tamaño y peso, aunque el Viper Mini tiene un PVPR de unos 50 euros mientras que el Viper lo tiene de 90 euros.
Desembalado
Razer no sorprende con un embalaje en el que predomina los colores negro y verde, estableciendo las características principales del ratón en la caja. Esas son su reducido peso, sus interruptores ópticos para los botones principales, memoria interna para el perfil de teclas y su iluminación RGB. Nada novedoso. En la línea de los últimos productos la compañía ha optado por una bandeja de cartón reciclado, alejándose cada vez más del plástico, aunque el ratón llega empaquetado en una bolsa de poliuretano.
El ratón llega fabricado con el habitual plástico de alta calidad en color negro, y ciertamente el tacto de los ratones de Razer me encanta. La forma del ratón es más favorable a los que tengan un agarre tipo garra o yemas, y no tanto para los que tengan un agarre de palma salvo que tengan las manos más pequeñas. En este caso en la variedad está el gusto, porque si bien me gusta más el Viper porque tengo un agarre de palma, mi mano es más bien grande y por lo tanto siempre está bien tener una opción de ratón de misma calidad de fabricación y ergonomía en un formato algo más pequeño. Aquí no me dejaría engañar por el precio a la hora de comprarlo, porque más barato no significa que vaya a acomodarse mejor a todos los usuarios.
El ratón cuenta con un diseño casi igual al Viper, pero cambia un poco los botones. Pierde los dos del lateral derecho siendo igualmente de estructura simétrica, aunque por ello será menos recomendable para zurdos. A cambio gana un botón en la parte superior para controlar por defecto la sensibilidad del ratón. Mantiene los dos botones en el lateral izquierdo, que sobresalen un poco más que los del Viper. Nada malo.
El cable de conexión está forrado de tela trenzada y termina en un conector USB 2.0. Llega con una cinta de goma con la que atar el cable. En la parte inferior se pueden ver las dos amplias almohadillas de teflón que hacen que deslice estupendamente bien, y el sensor óptico que aparece indicado como de 8500 PPP. En general la apariencia del producto durante el desembalado resulta estupenda, y solo queda entrar un poco más al detalle de sus especificaciones.
Características
Como he indicado, la principal característica de este Viper Mini es que es un Viper en un formato más pequeño y ligero. Eso hace que pase a tener un tamaño de 118.3 mm × 53.5 mm × 38.3 mm y un peso de tan solo 61 g, que unido a las amplias almohadillas inferiores de teflón hace que deslice estupendamente bien. Me gusta mucho más estos ratones ultraligeros que no recurren a una superficie con rejilla en la que se puede meter polvo, restos de cosas o ser dañados por derrames de líquidos. Aunque también los hay con protección al agua y polvo para asegurar su funcionamiento, no me terminan de agradar al tacto en el día a día. En este terreno el Viper Mini me parece mejor.
El sensor incluido en este ratón no es tan bueno como el del Viper pero es mucho más que suficiente para cualquier jugón. Tiene una sensibilidad de 8500 puntos por pulgada, con una velocidad de 300 pulgadas por segundo y una aceleración de 35 G. En general es un ratón muy preciso y que acompaña muy bien a lo rápido que se puede mover el ratón gracias a su poco peso. Parece una buena elección para ofrecer el ratón a un menor coste, aunque por los 50 euros de PVPR que tiene hay ratones con mejores sensores. Pero como se suele decir, la potencia sin control no sirve de nada, y Razer ofrece en el Viper Mini una potencia más ajustada pero mucho más control que otros ratones en su rango de precio.
Viper Mini de Razer | |
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Dimensiones | 118.3 mm × 53.5 mm × 38.3 mm |
Peso | 61 g |
Conexión | Cable de 1.80 m |
Sensor | óptico de Razer |
Sensibilidad | 8500 PPP |
Velocidad | 300 PPS |
Aceleración | 35 G |
Muestreo | 1000 Hz |
Botones | dos principales, clic rueda, dos en la parte izquierda, uno en la parte superior |
Extras | iluminación RGB |
Mano | para diestros |
PVPR | 49.99 euros |
PVP | 46 euros (nov. 2020) |
Los botones de acción principales son de tipo óptico, y quizás sea lo más llamativo y diferenciador en su punto de precio frente a otros ratones. Según la publicidad de Razer, este interruptor óptico responde en tan solo 0.2 ms, pero lo bueno que tiene es que evita el retardo que hay que imponer a los interruptores mecánicos tradicionales por el rebote del mecanismo al pulsarlo que provocaría clics no intencionados. Ese retardo desaparece y por tanto todos los clics en estos interruptores ópticos son inmediatos y quedan todos registrados. Me encantan.
En el reposapalma tiene iluminación RGB, así como en la parte inferior del ratón. Ambos se pueden configurar en Synapse 3.0, y la configuración del ratón se puede almacenar en una memoria interna para que no haya que instalar el programa de configuración en el equipo en que se vaya a usar. Siendo una versión mini con cable no retirable tampoco es que sea más fácilmente portable, pero siempre está bien que se tuviera la opción. Ese cable es de 1.8 m, denominado SpeedFlex, orientado a que no sea fácil de enredarse.
Programa de configuración
El programa de configuración Synapse 3.0 de Razer sigue siendo mi preferido de todas las marcas que he probado, y no son pocas. Es el más completo del sector de los periféricos, permitiendo la configuración de todos los productos de la compañía desde él así como su actualización. Su interfaz es bastante limpia, mucho mejor que la de Synapse 2.0, y tiene otros extras como la configuración de productos de terceros que también integren el sistema de iluminación Chroma de la compañía, como las recientemente anunciadas placas base Taichi Edición Razer de ASRock.
Desde él se puede modificar la asignación de acciones a los botones, establecer una segunda asignación al combinar con una tecla, y se guarda en la memoria interna del ratón. Este apartado no cambia respecto al Viper. También se puede cambiar la sensibilidad, establecerla en varios niveles según el movimiento, por ejes, cambiar la tasa de muestreo —que no sondeo— del sensor principal, y configurar la iluminación RGB en dos zonas que incluye.
Para configuración de efectos de luz avanzados se precisa de entrar al sistema de gestión Chroma Studio, donde se puede sincronizar con otros dispositivos. Resulta bastante completo, más intuitivo que al principio de Synapse 3.0 tras una actualización el año pasado, pero aun así se tarda un tiempo en saber cómo funciona exactamente el programa. El tutorial ayuda en parte, pero es habitual que se te olvide cómo funciona después de usarlo la primera vez salvo que estés todo el día cambiando la iluminación de los productos Razer.
Hay otras opciones en Synapse 3.0 como la calibración del sensor respecto a la superficie en que se use, lo cual puede ser bastante necesario en algunos casos extremos; en la mayoría de los casos la forma en que llega calibrado de fábrica debería valer para la inmensa mayoría de jugones. Razer también da la posibilidad de elegir qué alfombrilla se está usando de una lista para ajustar al instante la calibración a los parámetros de su superficie.
No falta tampoco el ajuste en juegos específicos de la configuración del ratón, iluminación y otros a través del Chroma Workshop. Es el programa que más me gusta para configurar periféricos, aunque la competencia últimamente ha aumentado sus esfuerzos en proporcionar programas similares, por lo que Razer debería darle un repaso a Synapse 3.0.
Versión mini que resulta sorprendente
Si has leído mis análisis de la serie Viper sabrás que es un ratón que me encanta. De hecho para jugar en el PC uso un Viper Ultimate mientras que en el Mac, el equipo que uso el 90 % del tiempo, uso un Naga Pro. Estoy bastante acostumbrado al diseño y características de la serie Viper, y quizás pueda parecer poco objetivo a la hora de dar mi opinión del Viper Mini, pero no os queda más remedio que fiaros de mí, porque además son cosas fácilmente contrastables.
En el terreno de la ergonomía, este diseño es bueno, aunque personalmente su menor tamaño hace que me resulte algo más incómodo de usar ya que los cojo con la palma —ligeramente ladeados— y no es un ratón especialmente pensado para ello. Es una opción mejor para un agarre tipo garra o yemas por aquellos que tengan una mano grande, por lo que al final en este mundillo no hay absolutos en el terreno de la ergonomía porque todo depende de cómo se coja el ratón. Lo importante es que haya donde elegir, y es lo que ofrece Razer: dos formatos para que elijas el que mejor se adapte.
La reducción de la calidad del sensor tampoco lo veo nada malo porque es más que suficiente para la inmensa mayoría de los jugones y además tenían que recortar por algún lado para ofrecerlo a un PVPR de 50 euros en lugar de un PVPR de 90 euros del Viper —su PVP es más hacia los 80 euros ahora mismo (nov. 2020)—. Es un sensor preciso, y con su poco peso y almohadillas de teflón de calidad, literalmente es un ratón que vuela sobre cualquier superficie. Y los interruptores principales ópticos tienen un gran sonido y sensación de clic, por lo que es un modelo que a cualquiera le gustará manejar.