En el mundillo de los videojuegos hay cada vez más gente que se retransmite mientras juega partidas y por ello un producto que está dejando de ser de nicho es el de las cámaras web. Pero dentro del sector, como en cualquier otro, hay infinidad de calidades y precios. Razer ha estimado oportuno anunciar una cámara web orientada a la parte alta del sector, la Kiyo Pro, aunque no es la primera que pone la compañía en el mercado. Es un modelo caro, de 200 euros, y más que con otros productos hay que ver si realmente merece la pena.
Desembalado y características
Razer presenta la Kiyo Pro en una pequeña caja verde y negra, lo habitual, en la que hace un repaso de sus características. La principal es su grabación de vídeo a FHD y 60 f/s sin compresión y a la inclusión de alto rango dinámico (HDR) en su captura —aunque en este caso baja a FHD y 30 f/s—. Por el precio que tiene se puede echar de menos, en principio, que no tenga grabación a 4K como otras con las que compite.
En la caja se encuentra la cámara en una bandeja, debajo de la cual hay un cable USB tipo C a USB tipo A para la conexión al equipo anfitrión, forrado de tela trenzada. También hay la habitual tarjeta de agradecimiento por la compra, un manual de instrucciones, unas pegatinas del logo de Razer, y una tapa para la cámara para cuando no se esté usando.
La cámara tiene un diseño circular, ligeramente gruesa y grande, con una especie de clip para poder situarlo encima de un monitor. La parte interior tiene goma antideslizante. Al ponerlo sobre el monitor la primera vez da una sensación extraña de que se va a caer, pero se ve rápido que se mantiene bien en su sitio. En la parte inferior dispone de un hueco a rosca para ponerlo en trípodes y similares.
El cristal de la cámara está protegido por Gorilla Glass 3. En el frontal hay un led de indicación de uso y micrófonos omnidireccionales, los cuales tienen una sensibilidad de –38 dB que graba a 48 kHz y 16 bits . En la parte trasera hay una toma USB 3.0 tipo C para el cable incluido.
La cámara incluye un sensor CMOS de tipo STARVIS de Sony de 1/2.8. Dispone de tres ángulos de visión distintos, dos de ellos de gran angular: 80º, 90º y 103º. La codificación usada en la grabación es H.264. La calidad de la grabación es muy buena, y si se graba en HDR la calidad de color es casi natural. Eso sí, si se va a usar para grabación profesional casi sería preferible tener una estancia bien iluminada, como con cualquier cámara, y en ese momento sí que se puede notar una gran calidad de grabación apoyada en el HDR.
Se puede configurar desde Synapse 3.0, donde se pueden tocar los parámetros de brillo, contraste y saturación, elegir los ángulos de visión, modificar el balance de blancos, u optar por valores preestablecidos. El uso de la cámara desde otras aplicaciones es perfecta, y los ajustes de la misma desde el sistema operativo aportará un poco más de versatilidad a lo planteado por Razer. Pero para un usuario normal, no se necesita más que lo aportado por Synapse 3.0.
Conclusión
La Kiyo Pro es un cambio sustancial frente a su predecesora gracias al sensor que incluye. Su punto fuerte es que realmente graba bien a FHD y 60 fotogramas por segundo, con buena exposición en las imágenes y captura de color. Cuenta con un estupendo rango dinámico por lo que en situaciones de poca luz el usuario se verá perfectamente. La grabación es estupenda, y probablemente no tenga muchos competidores en el mercado que estén a la altura.
De hecho el tema del precio es un punto candente porque hay cámaras web que por menos graban a 4K. La popular Brio 4K de Logitech sin irme muy lejos, aunque, eso sí, 30 f/s. La diferencia de fluidez es importante por lo que en última instancia no me parece mal que Razer se haya centrado en FHD y 60 f/s, que es un terreno en el que comparativamente es superior. Al final es lo que importa, porque además no hay tanta gente con un monitor 4K en el mercado, y los más vendidos para jugar ahora mismo son QHD de 144 Hz que están relativamente baratos. Por tanto, la necesidad de retransmitir a 4K no es demasiado grande.
La cámara sigue bien al usuario si realiza movimientos rápidos, con algún ocasional problema de rapidez a la hora de entrar en juego el autofoco, pero no me parece nada grave. Las opciones de configuración de Synapse 3.0 son correctas para este tipo de cámara, aunque me gusta cómo captura los colores sin hacer nada. Y lo hace mejor con luz natural que artificial, y mejor con artificial blanca (6500 ºK) que más cálida. Pero, en general, la calidad de imagen es francamente buena y por encima de con las que compite —incido en que los colores los captura mucho mejor—, si bien cuesta bastante más que sus competidoras. Una por otra.