Samsung fue pillada recientemente trucando una vez más sus teléfonos inteligentes para limitar su rendimiento cuando se detectaba una aplicación de entre una larga lista de nombres. El problema venía por la forma de comprobar si había que limitar su rendimiento o no: el nombre del archivo de instalación (APK), por lo que se detectó de casualidad tras llevar la compañía más de un año haciéndolo. Si se cambia el nombre del APK de Geekbench por el de algún juego popular, el resultado en Geekbench bajaba notablemente.
Este capado del rendimiento lo hace el servicio de optimización de juegos (GOS) que Samsung tiene preinstalado en sus móviles y tabletas Galaxy S. Lo que en principio podría ser una buena intención —reducir el consumo de los juegos y ciertas aplis—, es un fiasco al no poderse desactivar para evitar la pérdida de rendimiento.
Esto ha afectado a al menos diez mil aplicaciones, y no le ha quedado más remedio a la compañía que disculparse por el funcionamiento de GOS. Este capado de rendimiento afecta a aplicaciones como Netflix, Samsung Pay, Chrome, Play Store, la propia pantalla de inicio de Android, Google Play Services… O sea, se ha comprado un móvil con cierto rendimiento máximo pero sin poderse llegar a él para no demostrar que ¿la batería vuela?, ¿que se sobrecalienta? Elige un problema. Lo curioso es que no afectaba a las pruebas de rendimiento como Geekbench y demás, lo cual revela claramente las intenciones de la compañía.
Tras la disculpa por parte del director ejecutivo de Samsung, Jong-Hee Han, la compañía ya está distribuyendo una actualización para los Galaxy S22 eliminando las limitaciones de CPU y GPU derivadas de GOS. Al resto de móviles y tabletas Galaxy S llegará próximamente.
Vía: GSM Arena.