La transición del almacenamiento de baja velocidad al de alta velocidad ha experimentado un acelerón en 2022 debido a distintos factores. El principal quizás sea que el coste de la memoria NAND 3D de las SSD se ha hundido, mientras que los discos duros son algo que está ya prácticamente relegado al sector empresarial y aquellos que necesitan una alta capacidad para guardar datos en frío, con poco acceso —copias de respaldo, películas, etc.—. Los datos de Trendfocus apuntan a que la producción de discos duros se ha desplomado en torno a un 40 %.
El más perjudicado ha sido Seagate, con un desplome del 43 %, que además es el principal productor con en torno a las quince millones de unidades producidas. WDC iría segunda, con una caída del 35 % y quedándose en las 12.5 millones de unidades. La última gran compañía es Toshiba, con una caída de en torno al 22 % con unas ocho millones de unidades producidas. Y no hay muchos más fabricantes de discos duros de los que hablar, porque prácticamente todas han abandonado el sector, salvo las más grandes.
Vía: Tom's Hardware.