Las actuales inteligencias artificiales generativas como ChatGPT y Bard son una gran ayuda al trabajo de los programadores y de otros puestos de cualquier empresa, pero la información que procesan se lleva a los servidores de OpenAI y Google. Eso significa que se corre el riesgo de filtrar información confidencial si le pides que te corrija un texto o un trozo de código, como le ha ocurrido a Samsung desde principios de año, tras lo cual ha prohibido el uso de estas IA. Ahora es Apple la que da el paso de prohibirlas a todos sus empleados.
Apple ha expandido esta restricción a otros sistemas de ayuda a la programación como es el Copilot de GitHub, aunque este también funciona por inteligencia artificial, pero no una tan avanzada como las de Google y OpenAI. La prohibición habría llegado al compartir código sensible de Apple con estos servicios.
El Wall Street Journal ha mencionado tres casos detectados por Apple que han llevado a esta prohibición. La primera, un empleado que habría pedido a uno de estos chatbots que comprobara el código fuente de una base de datos en busca de errores. El segundo, otro que habría compartido el código de una base de datos para su optimización. El tercero sería el de un empleado que subió la grabación de una reunión para que la IA generativa le escribiera un resumen.
La solución a la productividad de sus empleados pasaría por la creación de su propia IA generativa a través de un modelo grande de lenguaje entrenado específicamente para las necesidades de Apple.