Las mesas de mezcla conforman un tipo de periférico que agiliza la producción de contenido, pero en el caso de las orientadas a realización de directos por internet el conjunto de características con las que deben contar es más reducido. Con eso en mente Maono ha puesto a la venta recientemente la G1 Neo que es un modelo que va a lo fundamental añadiendo el toque de color que parecen querer los locutores de YouTube. Es un producto que apunta a lo económico, haciendo bastantes equilibrios en lo relacionado con su calidad-precio.
Desembalado
El G1 Neo llega en una caja negra y amarilla en la que destaca la conectividad variada de esta mesa de mezlas, sobre todo la toma XLR más usada a nivel profesional. Aunque, con un precio de 55 euros que tiene el G1 Neo, está orientada a un público más bien de aficionados a las labores de locución.
Al abrir la caja se puede leer una nota de agradecimiento por la compra, lo cual va siendo cada vez más habitual por parte de las empresas chinas, y debajo de esta se encuentra el manual de usuario. Luego se ve el mezclador en una bolsa de plástico, debajo de la cual hay un cable USB tipo A a USB tipo C para conectarla a un PC, y un cable de audio con dos tomas de 3.5 mm de tres polos para monitorizar el audio. También hay una nota amarilla con información rápida de funcionamiento.
Es de un tamaño relativamente pequeño, con iluminación ARGB personalizable a su alrededor. Alcanza un brillo alto, que junto a otros elementos con iluminación RGB que incluye al final es un mezclador muy vistoso. Es un poco más grande de lo esperable por lo económica de su construcción, aunque esta es buena. Hay mezcladores similares más compactos, pero bastante más caras. Maono se orienta mucho a equilibrar características, precio y funcionamiento para ofrecer una relación calidad-precio decente, y eso lleva a tomar ciertas decisiones de diseño.
La compañía hace hincapié en que se puede usar con PC y móviles Android, lo cual puede tener utilidad, aunque para conectarlo a un móvil se precisará de un cable USB tipo C a USB tipo C no incluido, además del cable incluido para alimentar a la G1 Neo.
Las tomas están en la parte posterior, donde está la XLR, el botón de encendido, un USB tipo C para conectar a un PC o móvil del que también recibirá la alimentación, una toma USB tipo C específicamente para alimentarlo en caso de que sea necesario, una entra de 3.5 mm de entrada y otra de salida, otra más auxiliar, y una entrada de 3.5 mm de micrófono. Esta última es compartida con la XLR, por lo que solo puede haber una de ellas en funcionamiento.
Como mezclador es poco interesante y poco configurable. Hay tres diales para el conrtol de ganancia, añadir un efecto de reverberación y controlar el volumen de los auriculares que se le conecten. Funcionan bien, con tope en su rotación. Luego hay dos deslizadores para el volumen del micrófono y para el volumen en general, con botones para silenciarlos directamente. Encima de estos hay un botón para 48 V de alimentación fantasma para un micrófono XLR de condensador.
En el centro hay nueve botones. Cuatro de ellos son de iluminación RGB a los que se les puede asignar efectos de sonido desde la aplicación Link, otro para controlar el RGB de estos botones, uno de reducción de ruido, otro que cambia el timbre de voz del locutor, uno de monitorización directa, y uno de cadena lateral para reducir el sonido de fondo automáticamente cuando se detecta voz.
La calidad de los botones es normal. Tienen una buena sensación de tacto, pero son algo duros de pulsar, por lo que hay que darles con cierta energía para activarlos. No vale con rozarlos un poco o de manera distraída, lo cual requiere cierto tiempo para acostumbrarse. Es un recorte importe que abarata el producto final y juega un poco en contra del mezclador, pero está bien equilibrado con las características generales que aporta así como con su conectividad.
Conclusión
El funcionamiento del G1 Neo está bien, pero no es un mezclador que aporte realmente valor por muchos recortes que Maono haya hecho al producto. La reducción de ruido está bien, pero no es con un porcentaje configurable, por lo que puede carecer de utilidad dependiendo del contexto. La cadena lateral es lo más interesante que tiene porque funciona casi al instante y bastante bien, pero su utilidad en la práctica va a ser poca debido a que es igualmente muy situacional.
El control del sonido es decente, las conexiones también, pero puede sacar un sonido peor que el de entrada salvo que se combine, como quiere la compañía, con el PD100X que me envió la compañía también para analizar. En ese caso el sonido puede calificarse simplemente de decente, siempre que se tenga cuidado con el posicionamiento y uso del micrófono.
Al final es otro producto que se centra mucho en la iluminación RGB que incluye para que sea vistoso, porque como ocurría con el PD100X, ningún profesional ni semiprofesional va a optar por este mezclador limitado. No tanto en características, sino en su personalización. Es un producto muy orientado a aficionados, que por los 60 o 70 euros que pueda costar, solo como mezclador hay cosas mejores —sin ARGB, que al final no importa demasiado a los profesionales—. Como lote del PD100X y G1 Neo, que puede rondar los 110 euros, tampoco es un gran incentivo por su calidad. Si costara menos, podría ser interesante.