Las adaptaciones de cómics a la pequeña pantalla son cada vez más frecuentes. Tras el éxito que obtuvo la cadena Fox la pasada temporada con Gotham, sus responsables decidieron encargar una nueva serie basada en otro cómic de DC, Lucifer.
Aunque por DC han pasado a lo largo de sus casi 80 años de historia varias versiones del Príncipe de las Tinieblas, la de esta serie de Warner Bros. se basa en la creada por Neil Gaiman para su serie The Sandman, y posteriormente desarrollada por Mike Carey en la serie epónima.
El largo camino de salida del infierno
La premisa básica se mantiene pues, al igual que en los cómics, Lucifer se ha cansado del Infierno y de su lugar en la creación, así como de que los hombres le empleen para justificar su maldad. Así pues ha huido a la Tierra, reinventándose en Los Ángeles como el propietario de un club nocturno, Lux. Más allá del aspecto (en los cómics se parece a David Bowie), la serie es una policíaca con toques sobrenaturales ocasionales.
Tras cruzarse en el camino de la detective Chloe Decker, la cual es inmune a sus poderes, Lucifer se convierte en colaborador de la policía de Los Ángeles. A parte de trabajar codo con codo con la detective Decker, el otrora Señor del Infierno asiste a terapia para tratar de resolver sus problemas personales y emocionales. Todo ello mientras un ángel, Amenadiel, trata de lograr que vuelva al Infierno y se siente nuevamente en su trono.
Como tantas series procedimentales, Lucifer es más o menos previsible. Sin embargo, la parte más interesante de los capítulos es la relacionada con la trama de su salida del Infierno, por qué Decker es inmune a su poder y los intentos de Amenadiel para que regrese. La primera temporada, con sólo 13 episodios, no ahonda en todos ellos, dejando terreno más que suficiente para la segunda temporada, en la cual el peso de la parte sobrenatural de la serie previsiblemente aumentará.
Una ciudad de ángeles
Los actores para la serie están bastante bien elegidos. Tom Ellis, quien interpreta a Lucifer, no será David Bowie, pero resulta creíble como el caballero encantador, ciertamente canalla y demoníaco. En ocasiones sobreactuado, pero adecuado para el papel incluso en dichos momentos. La otra protagonista, Lauren German, quien da vida a la detective Chloe Decker, también hace un buen trabajo, aunque es na versión algo más blanda que el de otras detectives de la pequeña pantalla, como la Kate Becket de Castle o la Olivia Benson de Ley y orden: Unidad de Víctimas Especiales.
La dinámica de la serie recuerda a Castle, entre otras series, uno de los ejemplos más claros de serie en las que alguien con habilidades especiales colabora con un, o una, detective de la policía. También tienen sus personajes secundarios habituales, aunque la comisaría no tiene presencia, entre los que destacan Lesley-Ann Brandt como Mazikeen y DB Woodside como Amenadiel. Los efectos especiales no son muy numerosos, lo cual se agradece bastante, centrándose el guión más en la investigación y la metatrama.
La serie está dirigida a un público amplio, pues su mezcla de géneros puede hacer que tenga interés para quienes vean Grimm o Castle, por poner dos ejemplos. Es entretenida, lo cual no pueden decir muchas series, aunque sólo retazos de algunos episodios dejan algo de marca en el espectador.
En el fondo, parece que los responsables de la serie han querido hacer una temporada que plantee las premisas básicas, asegurándose de que van a tener una audiencia que justificase una segunda tanda de episodios, en los que puedan tener mayor flexibilidad en sus premisas y en el uso de lo sobrenatural. Es una serie sin pretensiones, ideal para ver durante la pausa veraniega de las cadenas de televisión.