Durante bastante tiempo en Silicon Valley, en el hasta ahora el referente en la ingeniería por concentrar una gran cantidad de empresas tecnológicas, había un pacto entre las grandes compañías para no robarse los empleados con mayor talento. Un acuerdo que evidentemente perjudicaba a los propios empleados, destinados a no poder optar a puestos mejores más remunerados en otras compañías.
La trama, orquestada por Steve Jobs y Eric Schmidt, se extendía también a otras empresas como Intel y Adobe, en la que ninguna podía contratar a ningún empleado de las demás. Esta disputa legal cuenta con el apoyo de 64.413 ingenieros de Silicon Valley, cuyo testimonio podría poner las cosas muy feas para la prosperidad del valle, que podría ver dañada seriamente su imagen.
Las repercursiones económicas para las compañías derivadas del juicio podrían suponer hasta 3.000 millones de dólares. El juicio se ha agravado después de la muerte de uno de los cinco representantes de esta denuncia colectiva, Brandom Marshall, un ingeniero de 43 años.