En noviembre se pone a la venta la nueva consola Wii U. Y lo que ponen a la venta, junto el mando con pantalla táctil, está claro que cuesta más de los 300 euros a lo que lo van a vender. Para despejar dudas sobre su coste de fabricación, el presidente de la compañía, Satoru Iwata, ha adminitido que la van a vender con pérdidas al principio.
El precio de la consola estará en los 350 euros salvo cambios de última hora (en EE.UU el set básico son 420 dólares), y en la caja viene la propia consola (con procesador multinúcleo de IBM, almacenamiento Flash interno y gráfica Radeon) y un mando con pantalla táctil de 6,2 pulgadas (resolución 16:9). Está claro que lo el precio de la caja dista mucho de lo que realmente deberían cobrar por ella.
Pero es una táctica que Nintendo no es la primera vez que lo hace, y debido a la situación económica en Japón y en otros países del mundo, esperarán a que se vaya vendiendo para que con el tiempo la consola aporte beneficios por sí sola. Ya pasó con la salida al mercado de la 3DS, que para combatir un lanzamiento muy flojo recortaron su precio, y ahora es un producto rentable. Por lo tanto, al menos al principio, los beneficios de la Wii U vendrá del software, generalmente rentable por sí solo.
Si consiguen mantener las ventas y el tirón inicial que pueda tener (o no) la Wii U, el próximo año los beneficios de Nintendo podrían aumentar, ya que no está en uno de sus mejores momentos.