Durante 2012, las ventas de PCs, tanto portátiles como de sobremesa, disminuyeron un 3.7 por ciento. Es un dato que refleja un cambio de tendencias de los consumidores, que muchas veces estando en casa no necesitan más que una tableta para consultar el correo o mirar un par de cosas en Internet.
Esta tendencia se va a mantener en 2013, pero aunque algunos analistas dicen que sólo descenderá el 1.3 por ciento, la verdad es que los dos primeros meses del año podrían haber disminuido ya hasta un 7.7 por ciento. ¿Y a alguien le extraña? Aunque achacan el motivo a que en China es el año nuevo y representa un 21 por ciento del consumo de ordenadores, hay otro motivo bastante importante para esta disminución de ventas.
Hace tres años adquirí un ordenador de sobremesa para jugar. El día a día lo hacía en el portátil, que renové el año pasado. Pero ese PC de sobremesa era un Core i7 860, con una NVIDIA GTX 460 y 8GB de RAM. ¿El resultado? Que tres años después ni me planteo cambiarme de ordenador, ya que va extremadamente rápido y los gráficos no se han quedado atrás en la mayoría de los casos. Antes cambiaba al menos la tarjeta gráfica cada dos años, cuando no el ordenador completo porque se quedaban cortos en procesamiento en dos años.
Finalmente parece que las aplicaciones han llegado a un punto en el que añadir potencia de procesamiento no genera mejoras en su uso, y de lo cual me alegro. Ahora sólo basta con cambiar la tarjeta gráfica, aunque en un par de años los que quieran actualizar su ordenador para jugar tendrán que cambiar seguramente la placa también (y posiblemente el procesador, pero esto depende de Intel y de si sacará un socket nuevo para ellos).
Y si eres de los que no usan el ordenador para jugar, entonces eres candidato ideal para adquirir una tableta, porque si tienes un ordenador que tenga dos o tres años que fuera bueno entonces, no parece que vayas a tener que actualizar el hardware. Pero lo que es bueno para los consumidores, es malo para los fabricantes de hardware.