Microsoft tiene tendencia en los últimos tiempos a subirse tarde a las modas, y la última en la que ha fallado ha sido en las tabletas con procesador ARM, los mismos que llevan el iPad y las tabletas Android. Por ello ha tenido que crear un sistema operativo distinto, Windows RT, que no ha tenido el tirón que esperaba, pese a que el diseño sí que era realmente interesante.
Microsoft lo vendía como la tableta que se podía utilizar como ordenador, ya que incluía una peana para usarlo como pantalla a la vez que un teclado realmente fino en el que los ingenieros del gigante de Redmond han destacado por su gran labor. Pero a un precio de 500 euros, más que el iPad, y otros 100 por el teclado/cubierta, no parece realmente atractivo.
Otra cosa distinta son las tabletas y convertibles con Windows 8, ya que incluyen un procesador x86 tradicional, y funcionan como ordenador de verdad. Surface Pro, a diferencia de Surface RT, ha sido un éxito de ventas, y se calcula que ha vendido 2.1 millones de unidades vendidas en el primer trimestre, y tan solo 900.000 (o incluso menos) con Windows RT, haciéndose con un 7.4 por ciento del sector un trimestre después de entrar a el.
Pero la verdad es que a nadie parece interesar una tableta con Windows RT, que muchos no conocen ni de qué se trata, ni qué diferencias tiene con respecto a Windows 8. Para rematar unas malas ventas y una mala puesta en juego, Samsung ya dijo que no sacaría tabletas con Windows RT en Europa, y Acer ha venido a poner un clavo más del ataúd de las tabletas con Windows RT: no va a sacar tampoco más tabletas con procesador ARM ya que consideran que no es el momento según el estado actual del sistema operativo. Y puede que ya nunca lo sean.
Microsoft ahora se enfrenta a una disyuntiva: o seguir dando apoyo a Windows RT dando un giro radical al mismo y sacando nuevos productos que seguramente no se vendan, o redirigir sus esfuerzos a las tabletas con Windows 8, incluida Surface Pro. Parece que esta segunda opción sería la mejor de las dos, aunque Microsoft no se caracteriza por darse por aludida rápidamente ante el fracaso de uno de sus productos.
Windows RT tiene una gran carencia de aplicaciones adaptadas que está lastrando a la plataforma. Al igual que sí ha conseguido atraer más desarrolladores a Windows Phone 8, no ha conseguido lo mismo con Windows RT. ¿Cuál será el siguiente paso que dará Microsoft, ahora que otro gigante del hardware le ha dado la espalda a su producto estrella de 2012?