La feria más importante de telefonía está concluyendo en Barcelona, tras una semana repleta de novedades. Para los que hayáis estado más pendientes de los nuevos teléfonos móviles buque insignia de las compañías, os habréis dado cuenta de que no hay grandes cambios con respecto a los terminales presentados hace menos de seis meses, y pocas con los que presentaron hace un año.
El sector de los smartphones ha madurado de golpe. Era algo previsible debido a que los fabricantes han intentado poner en el mercado nuevos y mejorados terminales más rápidamente de lo que la tecnología de procesadores, memoria, almacenamiento, etc., ha evolucionado, y nos hemos encontrado con que los teléfonos de gama alta de este año van a llevar una versión mejorada del Snapdragon 800 o equivalente de Mediatek o Intel.
¿Realmente necesitamos tanta potencia en nuestro teléfono? Pues si tenéis un Android, se hace más necesario un buen procesdor que en un Windows Phone, BlackBerry, Firefox OS, o iOS debido a que las aplicaciones, como ya he dicho muchas veces, se desarrollan en Java, un lenguaje de programación interpretado en vez de compilado, con todos los problemas de rendimiento que ello conllevan.
De hecho ha sido esa necesidad de tener un hardware mejor en los teléfonos Android para dar una experiencia de usuario adecuada la que ha llevado al sector de los smartphones a madurar de golpe. La actual gama baja de telefonía ya no es la misma que la de hace tan solo año y medio, en la que se vendían todavía teléfonos con procesadores de un solo núcleo que muchos de vosotros habréis sufrido: lentitud, es el mejor calificativo que se les puede dar.
Ahora los teléfonos de Android llevan buenos procesadores, baratos, pero de dos núcleos, y eso tiene una pega adicional al intentar comparar peras con manzanas: que el sistema operativo no es el mismo. Windows Phone, iOS y Firefox OS necesitan menos hardware para funcionar, pero si las compañías venden unas características de hardware inferiores a las de un Android del mismo precio, puede ahuyentar a muchos compradores por el temor de ser timados.
La que sale mejor parada realmente de esa situación es Apple ya que tiene su propia arquitectura de procesadores, también basados en las de ARM, pero que es de difícil comparación. Quizás con el lanzamiento por parte de Sony del Xperia Z1 Compact ha permitido al menos comprobar el rendimiento gráfico de una pantalla con resolución no muy diferente a la del iPhone, y ver que el Snapdragon 800 y el A7 tienen una potencia gráfica similar (aunque no depende del SoC en sí, si no de la GPU integrada, que es una Adreno 330 y una PowerVR G6430), pero en el que en el apartado de procesamiento sigue saliendo ganando el A7. No obstante, los juegos suelen estar desarrollados en C++ o similar y no en Java, y exportados de golpe a las distintas plataformas.
Hay tres consecuencias de esta madurez repentina del sector de los smartphones. Por un lado, que se hace evidente el término de "matar moscas a cañonazos" que es lo que han hecho los fabricantes de Android. Meter más hardware para proporcionar teléfonos fluidos. Sólo les ha costado seis años más que Apple, y un año más que los dispositivos con Windows Phone 8. Ese exceso de hardware, a partir del Snapdragon 800, hará que al menos tengan una mayor vida útil que lo que viene siendo habitual en Android (dos años, frente a cuatro de iOS y WP8).
Por otro lado, que no vamos a tener ninguna sorpresa ni revolución hasta 2015 en el sector de los procesadores y el hardware en general. Toda la innovación vendrá por la inclusión de cosas como altavoces estéreo, resistencia al agua, lectores de huellas dactilares o dispositivos de computación corporal con Gear Fit. Sí, está al caer los procesadores/SoCs de 64 bits, pero si bien asientan las bases para que los teléfonos tengan una vida útil aún mayor, sólo proporcionan una ventaja marginal a la hora de usar las aplicaciones más habituales en un smartphone como Twitter, Facebook, el navegador, ver películas o las aplicaciones de correo, que es para lo que terminamos usándolo.
En lo que sí proporcionarán ventajas los chips de 64 bits es en el apartado de gráficos, aunque también depende de las GPUs. Poder mover y gestionar más información hacia y desde la memoria proporciona mayor velocidad a la GPU, lo que se traduce en mejores gráficos. No ya para los smartphones, si no más bien para las tabletas. No soy de los que juegan en el teléfono por que, bueno, es un teléfono y lo utilizo como tal aunque pueda echarme un Tetris de vez en cuando.
Así que este año toca poner el listón bajo con respecto a lo que veremos de novedades (salvo sorpresas), y la única forma que van a tener las compañías de diferenciarse entre ellas es mediante una guerra de precios en el sector de los smartphones. Que es una tercera consecuencia directa de la madurez del mercado y de la que más nos vamos a beneficiar. De hecho también se benefician las empresas ya que, al evolucionar tan rápido el hardware, no han podido abaratar costes realmente en la producción del mismo. Si tengo que meter hoy un Snapdragon S4 Pro y dentro de tres meses sacar un nuevo teléfono con un Snapdragon 600, poco margen para la optimización de costes voy a tener. Aunque eso, a Samsung y Apple, no les afecta (Samsung por fabricar sus productos y Apple por ajustar el hardware y el precio).
La bajada de precios debería hacerse más patente en torno al verano, ya que además no se están lanzando tantos móviles en los últimos meses en ninguna de las gamas. Lo que sí se está viendo es la irrupción cada vez mayor de fabricantes "chinos" que hacen su incursión en Europa a través de empresas menos conocidas. Un ejemplo sería bq, aunque con el desarrollo de su Ubuntu Touch y el éxito que está teniendo por la calidad/precio de sus productos, empieza a adquirir cierto renombre.
En resumidas cuentas, va a ser un año 2014 muy normalito para el sector de los smartphones, con bajadas de precio, y mismo hardware. Ahora sólo falta ver lo que tiene preparado HTC para su nuevo buque insignia, y ya nos iremos a ver el futuro iPhone 6 a la vuelta del verano. Un MWC que ha mostrado que el mercado ha llegado a la madurez, o está a puntito de hacerlo.