La neutralidad de red ha vuelto a la actualidad tecnológica gracias a que la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de EE. UU. ha establecido las bases para que los proveedores de servicios de internet (ISPs, Internet Service Providers) sean consideradas operadoras de telefonía normales, con lo que ello implica de cara a la legislación estadounidense.

A partir de ahora estarán regidas por el Título II del Acta de las Comunicaciones del país, por lo que no podrán realizar la diferenciación del tráfico en las conexiones a internet domésticas. Esto haría que los ISPs no pudieran aplicar límites a la velocidad de descarga de un vídeo de YouTube o de una película de Netflix, pero tampoco al streaming de música o de otros servicios.

Nota: Parafraseándome, una definición de neutralidad de red sería: "la no diferenciación ni bloqueo del intercambio de información entre equipos según su tipo y origen y no aplicarle ningún tipo de tasa adicional de la que ya estamos pagando a nuestro proveedor". Pero la conexión local a tu proveedor es sólo un eslabón más de la larga cadena de problemas en la velocidad de internet.

Calidad de servicio e Internet

Hay que hacer una importante puntualización, puesto que no se aplica a otros servicios que el proveedor pueda proporcionar a usuarios domésticos o empresas. Esto sería, por ejemplo, la priorización del tráfico para un servicio de telemedicina privado que no utilice directamente internet, o lo haga por encima de internet. Un ejemplo sería un servicio de voz sobre IP (VoIP), que se contrata por separado de la conexión doméstica de ADSL o fibra, y que no es en realidad necesaria para que un usuario o empresa disponga de llamadas de VoIP.

En la actualidad también se pueden contratar con las operadoras servicios de calidad de servicio (QoS, Quality of Service), que permiten marcar en nuestro PC o enrutador (router) casero el tráfico generado por ciertas aplicaciones como más prioritario que el resto del tráfico que generamos. Esto permite que, a la entrada a la red de nuestro proveedor, sea marcado para envío por enlaces menos congestionados o incluso dedicados.

La necesidad de ello es obvia: si hay una emergencia médica de un paciente en su hogar, se necesita asegurar que esa información llegará a los centros de gestión oportunos. También es imprescindible en servicios de videoconferencia, ya que los datos deben llegar siempre en orden puesto que es una comunicación en tiempo real en la que no se pueden utilizar búferes de información (al menos no más que unos búferes mínimos de unos cientos de milisegundos).

El marcado de tráfico mediante QoS no va a desaparecer con la decisión del FCC. Lo que desaparece es que el tráfico de los servicios de internet públicos puedan ser discriminados, pidiendo un extra de dinero al usuario doméstico. Por ejemplo, que los vídeos de Netflix tuvieran limitada su velocidad a menos que Netflix (o el usuario doméstico final) pagaran por tener más velocidad en su llegada al usuario final desde la central local del ISP. Puesto que no es necesario contratar ningún servicio adicional con la operadora (un servicio de VoIP, QoS, etc.), se tratará como un servicio público a través de internet.

Redes troncales y routers

Una vez que se asegura que el tráfico doméstico es igual para todos los servicios públicos de internet, la neutralidad de red quedaría asegurada. Al menos seguro que más de uno lo ha pensado. Desgraciadamente esto no es así, por que internet sólo comienza en la red troncal o backbone de nuestra operadora.

Iba a hacer un gráfico propio, pero creo que el siguiente muestra bastante bien de lo que iba a hablar en este punto. En él podéis ver a la izquierda las conexiones de usuarios domésticos, luego la red troncal del ISP (el dibujo de la garita con barrera) que lleva su tráfico hacia el destino que estamos solicitando (por ejemplo, el servidor de una página web), y esto puede llevar a que el servidor no esté directamente conectado a la red de nuestro proveedor.

Ahí entran en juego los routers frontera, que conectan la red troncal de un operador con las de otros operadores. Puede hacerse a nivel local de un país, con lo que es una conexión prácticamente directa, o hacerse a través de los operadores de redes de nivel 1. Estas redes son las que en realidad vertebran internet a nivel mundial, y son empresas como Cogent o Level 3 que veis en la gráfica, y que son las que hacen que podamos acceder desde España a páginas de EE. UU.

En este punto es donde ya deja de existir la neutralidad de red. Si quieres un servicio de calidad, te toca contratar una conexión (o peer) de pago, para asegurarte de que tus millones de clientes tienen un mejor acceso a tus servicios, evitando los congestionados enlaces públicos internacionales y locales. Netflix, Amazon, Google, Apple, Microsoft... Todas las grandes compañías de Internet (y muchas medianas y pequeñas, como los bancos) tienen contratadas conexiones dedicadas que van en paralelo a los enlaces por los que va el tráfico normal, copado por páginas web y servicios que no tienen para pagar enlaces dedicados (o no lo necesitan).

El FCC no ha entrado a regular que la neutralidad de red se aplique en los proveedores de nivel 1 por que tampoco lo puede hacerlo. Su regulación quedaría a cargo de organismos internacionales, y en realidad eso ya no afecta al usuario final "directamente". Tampoco pueden regular el intercambio desigual del tráfico entre operadoras a nivel internacional, o que alguna de ellas imponga disminuciones de velocidad en el tráfico dependiendo del país de procedencia del mismo.

Los proveedores de nivel 1 y nivel 2 suelen funcionar bajo un acuerdo de buena voluntad, en el que no miran cuánto tráfico real les es entregado y cuánto generan. En la práctica ya os imaginaréis que no es así. Si la operadora Alfa envía 300 TB/s de datos a la operadora Beta, y la operadora Beta sólo envía 3 TB/s a la operadora Alfa, eso requerirá de la operadora Beta una mayor inversión en infraestructura simplemente para absorber el enorme tráfico generado por la operadora Alfa, sin recibir ninguna compensación a cambio.

Esto lleva a que la calidad de internet de ciertos países o regiones no sea especialmente buena. De ahí que Netflix y otros tengan que contratar, por narices, enlaces dedicados que vayan atravesando las redes troncales de distintos proveedores para no entrar en estas disputas entre proveedores (ISPs) de nivel 1 (internacionales), nivel 2 (nacionales o regionales) y nivel 3 (locales).

Neutralidad de red... sí, claro

La neutralidad de red se está asegurando a nivel de operadoras locales, pero no se asegura en el tráfico intranacional o internacional, que es el que realmente puede llegar a afectar a la mayoría de los usuarios. Pero eso sí, es un gran avance para los estadounidenses, que no verán aumentada su cuota de conexión a Internet dependiendo de a qué servicios accedan desde sus hogares (Netflix, Amazon Prime, YouTube o simplemente navegar por webs).

Eso es algo que ya se aseguró en Europa el año pasado, y que va a llevar también al fin de las tarifas de roaming telefónico. Pero hay que diferenciar lo que es la neutralidad de red a nivel del usuario doméstico y lo que la neutralidad de red, en general, a nivel de las redes troncales de internet. En este segundo escenario va a seguir sin existir, por lo que los usuarios dependerán de que los servicios que usen tengan contratados enlaces dedicados para recibir un servicio mejor.

Es un punto de mejora puesto que las pequeñas empresas o startups no pueden competir con los servicios ya establecidos en las mismas condiciones. Si los usuarios de tu nuevo servicio de streaming notan que tus vídeos se cortan cada dos por tres para llenar el búfer, su experiencia de usuario se resentirá enormemente y posiblemente no vuelvan a usar tu servicio. Sin embargo, gracias a los enlaces de pago eso no ocurre con Netflix, Amazon, Google, u otras que sí tienen dinero para pagarlos, aunque hay casos particulares como el de YouTube que necesitarían un artículo propio.