La mayoría de los usuarios de Internet se acuerdan de su conexión a Internet cuando va mal o algún "archivo" (pirata o no) se descarga a menos velocidad de lo que permite su conexión. Lo que muchos no pensamos, al menos en España, es que el tráfico que generamos desde nuestros equipos pueda estar limitado de alguna forma.
Es en realidad lo que ocurre. Puesto que nuestra información tiene que pasar por varias redes de distintos proveedores, no todos tratan el tráfico de la misma forma. Unas pondrán trabas o limitaciones a la velocidad de descarga de vídeos, otras a descargas de torrents, y otros todos al streaming de videos. Sin contar que se pueda bloquear contenido dependiendo de su país de procedencia o su usuario.
Aquí es donde entra en juego la neutralidad de red, que no es otra cosa que tratar al tráfico todo por igual por parte de todos los que participan en una comunicación. No distinguirlo de ninguna forma, y que todo fluya de la mejor forma posible. El problema llega cuando el intercambio de datos entre proveedores es asimétrico. Si un proveedor recibe más datos de otro proveedor de los que aporta, terminará tomando medidas para limitar el tráfico y no tener que realizar nuevas inversiones en infraestructura.
También es lo que lleva a empresas importantes, como Facebook, Google, Apple, Amazon, y un sinfín de empresas de Internet, a contratar conexiones dedicadas para el tráfico que envían y reciben sus redes y servicios. De esta forma se aseguran de que sus usuarios obtendrán las mejores condiciones de servicio, pero es también un impedimento para las pequeñas empresas que no tienen los recursos para hacer este tipo de contrataciones.
El caso más claro actualmente de atentado contra la neutralidad de red es la discusión de las operadoras en EE.UU de aplicar una tarifa a páginas como Netflix si quieren que sus usuarios obtengan mayor velocidad de descarga. Esto estaría respaldado además por una sentencia judicial, y una propuesta del FCC de permitir a los ISP (proveedores de acceso a Internet) de aplicar dichas tasas al tramo de conexión que conecta los hogares con los centros de tráfico (el lugar donde se efectúa la interconexión con la red de nuestro proveedor).
Afortunadamente en Europa se ha votado a favor de la neutralidad de red (que también afecta al tráfico telefónico y lleva al final del roaming), a diferencia de lo que sucede en EE.UU. Lo que ocurrirá es que los servicios europeos de streaming o intercambio de archivos accedidos desde dentro de Europa sufrirán un aumento notable de la velocidad derivada de la no diferenciación del tráfico como venía ocurriendo hasta ahora.
La neutralidad de red, al fin y al cabo, es no diferenciar ni bloquear el intercambio de información entre equipos según su tipo y origen y no aplicarle ningún tipo de tasa adicional de la que ya estamos pagando a nuestro proveedor.