En plena guerra por la privacidad de los contenidos que generamos (fotos, vídeos, textos, etc) en la plataforma en la que los compartimos (Facebook, Twitter, YouTube, etc) se suma una plataforma que suma adeptos a cada día que pasa. Snapchat, la aplicación para compartir vídeos y fotos que podremos ver solo una vez, bueno, excepto si eres Snapchat claro.
Los responsables de la aplicación han realizado un cambio en la política de privacidad de la aplicación, sin avisar por supuesto, que no va a hacer demasiada gracia a los usuarios:
Read the new @Snapchat privacy/legal policies before deciding whether to click yes. Scary stuff in there, kids. pic.twitter.com/RvXMk1JPdn
— Kal Penn (@kalpenn) octubre 29, 2015
Para los que no dominen el inglés, con este cambio Snapchat se auto concede el derecho sin restricciones tanto de tiempo como por países para usar nombre, aspecto, voz y contenido de los usuarios en cualquiera de los canales de distribución (ya creados o venideros) y publicitarlo o exhibirlo en cualquier medio de distribución o compartirlo con otras entidades de su entramado. A su vez, se autoriza el acceso para revisar cualquier contenido generado sin importar el motivo y en cualquier momento.
¿Cómo se os ha quedado el cuerpo? Con este cambio Snapchat puede, si quiere, poner las fotos en pelotas que se envía la gente en una web y cobrar por ello sin que nadie le pudiera decir nada. Por supuesto, las quejas de los usuarios han llenado Internet y la compañía no ha tardado en responder afirmando que este tipo cláusulas son habituales en los servicios en Internet y que ellos seguirán manteniendo una política de privacidad estricta ya que todo el contenido enviado se borra de los servidores una vez visto por el destinatario.
Si se borra de los servidores una vez visto ¿por qué dicen que pueden tener acceso al contenido siempre que quieran?, ¿cómo se produjo la filtración de 200.000 fotos y vídeos del servicio el año pasado? Aquí alguien miente. Con este como con otros servicios de características similares tenemos una fácil solución si no queremos ver nuestra privacidad vulnerada, no usarlos. Suena radical, pero la empresa tiene todo el derecho del mundo a poner estos términos y es tu obligación conocerlos, y mostrar tu desacuerdo no usando el servicio, pero si le damos al boton de aceptar, entonces ya no hay quejas que valgan.