Aunque los drones sean asociados a pequeños aparatos voladores para uso recreativo, lo cierto es que el término es aplicable a todo aparato volador no tripulado. Por eso si le pones a una pequeña réplica de R2-D2 unas hélices y lo pones a volar, se convierte inmediatamente en un dron, y uno de los más graciosos que puedan sobrevolar los cielos.

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Al dron le han puesto el nombre de Arturo, similar a como se le llama en Hispanoamérica a R2-D2, Arturito, por una adaptación fonética del original en inglés. El creador es Don Melara, que también creó previamente otros drones en base a modelos de Ala-X, con el mismo resultado sensacional (aunque ahora se vendan drones de Ala-X y Halcón Milenario en las jugueterías).

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Vía: Mashable.