China terminó de construir el pasado septiembre el Telescopio Esférico de Quinientos Metros de Apertura (FAST), el más grande del mundo y situado en mitad de ninguna parte para evitar interferencias producidas en pueblos cercanos, entre otros. El problema que tiene actualmente China para ponerlo totalmente en marcha es que no consigue convencer a ningún astrónomo para dirigirlo.
Los astrónomos estadounidenses que tendrían experiencia en dirigir una instalación de este tamaño no están dispuestos a irse a mitad de las montañas para dirigir el FAST. Aunque la oferta de trabajo es buena: ofrecen 1.2 millones de dólares anuales por ocupar el puesto, aunque también piden 20 años de experiencia.
Pero la investigación en EE. UU. es algo más que pasarse tiempo esperando a que se pueda usar el radiotelescopio, e implica dirigir otras investigaciones y a alumnos de posgrado, que no podrían hacer desde el FAST en China. Tampoco parece probable que el que dirija el observatorio vaya a encontrar señales de comunicaciones de otras civilizaciones extraplanetarias. Por eso tendrán que recurrir a los astrónomos de fuera de EE. UU. o con menos experiencia para dirigir el complejo.
Los científicos también cuestionan la utilidad del radiotelescopio FAST, debido a que su diámetro real no es de 500 metros, sino más bien de 400 metros debido al tiempo que se pasa fuera del cenit. Esto hace que los 300 metros del radiotelescopio de Arecibo, situado en Chile, sean suficientes, por ejemplo, para identificar objetos como asteroides que se acerquen a la Tierra.
Vía: Ars Technica.