AMD ha tenido bastante éxito en el terreno de los procesadores con la llegada de los Ryzen y su vertiente empresarial Epyc, y el secreto se basa en que no consistenten en un diseño monolítico de un solo chip para alcanzar la cifra de los 32 núcleos físicos, sino que son un diseño multichip. AMD ha defendido las ventajas de este diseño en Hot Chips, un congreso de expertos del sector de los semiconductores que se está celebrando esta semana.

La compañía usa hasta cuatro chips Zen de ocho núcleos como base de los Epyc, y esto es debido a que el rendimiento de producción de las obleas es superior al crear chips pequeños que otros más grande. Por estadística, cuanta más superficie ocupe un chip dentro de la oblea, más probabilidad tiene de incluir alguna imperfección. También es más sencillo controlar la producción y el recorte de chips más pequeños que mayores.

Eso llevó a AMD a desarrollar una interconexión llamada Infinity, usada para comunicar los chips, la memoria y en general la compañía la está usando en todos sus productos como las GPU Vega. En la práctica, este tipo de diseño permite reducir el coste de producción de un procesador Epyc al 59 % del coste normal que tendría el diseño y producción de un único chip de 32 núcleos.

El único problema de este diseño, como se ha visto en los Ryzen Threadripper, es que se introduce unas mayores latencias de comunicación entre las distintas pastillas incluidas en los procesadores. Eso ha llevado a que AMD tenga que desarrollar un modo juego en los Threadripper para centrar la ejecución de los juegos a una pastilla determinada para reducir la latencia y mejorar el rendimiento. Parece un intercambio justo a cambio de la significativa reducción de costes y mejora de potencia.

Vía: TechPowerUp.