Google sigue avanzando en el frente de la privacidad de su navegador, aunque unas veces lo ha hecho obligado y otras porque cree que se puede mejorar algunos de los peores aspectos del seguimiento de usuarios en internet. Las cookies o galletas que las webs dejan en los navegadores muchas veces no son dejadas por esas webs sino por servicios de terceros, ya sean proveedores de anuncios o analíticas, lo cual supone un problema a la privacidad.
Esas cookies dejadas por terceros pueden usarse para saber por qué webs navega un usuario, y al final eso afecta a su privacidad. Pero de cierta forma, son necesarias para que las webs sigamos abiertas, porque permiten determinar ciertos gustos de los usuarios que visitan todas esas webs para así poder mostrarles anuncios más relevantes —y se pagan mejor—.
Google se ha marcado un plazo de dos años para eliminar esas galletas de terceros con la incorporación de un entorno de privacidad «que las hará obsoletas». La compañía no está de acuerdo en que simplemente se bloquee el uso de las cookies de terceros porque tiene efectos colaterales —como que no se puede proporcionar anuncios más relevantes que le hagan ganar más dinero—.
Mientras se pone de acuerdo con la W3C, editores y anunciantes para ver cómo abordan de la mejor forma posible la nueva forma de eliminar las galletas de terceros de los navegadores, va a tomar medidas como que las de terceros se tengan que acceder obligatoriamente por HTTPS. Pero también están desarrollando nuevas herramientas y técnicas para detectar y mitigar otros ataques como los de detección de huella digital que permiten identificar a los usuarios sin necesidad de las cookies.
Vía: EnGadget.