Intel ha levantado la mano a la hora de permitir a sus socios fabricantes de placas base que añadan ciertas características de «overclocking» a sus modelos de la serie 400 para los Core de 10.ª generación. Son sobre todo las que tiene que ver con el tiempo en que los procesadores se pueden mantener en estados más altos de consumo, por lo que su potencia de diseño térmico (TDP) se modifica de manera acorde.
MSI, ASRock y ASUS, en sus placas base B460 y H470, permiten un modo de mejora de la frecuencia base, recibiendo distintos nombres según el fabricante, por lo que en el BIOS habrá que buscarlo bajo distintos epígrafes. Con este cambio en el BIOS, los procesadores de 65 W de TDP pasan a tener 125 W por lo que, como he dicho, pueden mantener más tiempo frecuencias de funcionamiento superiores. En algunos casos es incluso más, y ASUS permite en la ROG Strix B460-F Gaming el TDP se va a los 210 W.
En realidad lo que se sube son los límites de consumo (PL1 y PL2), y el parámetro tau que es el tiempo que puede mantener el PL2, pero afecta también a la TDP porque la PL1 parte de un valor igual a la TDP del procesador —potencia de diseño térmico a la frecuencia base del procesador—. Con esto lo que se consigue es subir la frecuencia base del procesador durante más tiempo, y en la práctica es un forma de subir frecuencias (overclocking), aunque no sea la habitual.
Todo esto afecta a procesadores como los Core i5-10500, Core i5-10600, Core i7-10700 y Core i9-10900, más otros que tendrá que indicar cada fabricante de placas base. En general son buenas noticias, aunque serían mejores si estos procesadores no estuvieran ya al límite de sus posibilidades por el proceso litográfico y el cribado que se les aplica.
Vía: Guru3D.