Una de las novedades importantes de las nuevas Xbox es que disponen de la capacidad de ampliar el almacenamiento interno mediante tarjetas o SSD externas; llamadlas cartuchos si queréis dejaros llevar por la nostalgia. Microsoft solo va a validar un puñado de ellas porque deben permitir los niveles de rendimiento de la unidad interna de la Xbox Series X y la utilización de DirectStorage, por lo que de momento solo Seagate se ha atrevido a anunciar su propia tarjeta, y ya ha empezado a aparecer para reservar en algunas tiendas para ponerse a la venta el 10 de noviembre.
Su precio va a ser de 220 dólares con una capacidad de 1 TB, por lo que sale a unos 21 cts./GB para una conexión PCIe 4.0 ×2 que es la usada por la unidad interna y de ahí que su velocidad máxima secuencial se sitúe por debajo de los 4 GB/s. Pero me parece bueno, porque para eso PCIe 4.0 ×2 ofrece el mismo ancho de banda que PCIe 3.0 ×4, y poco se está aprovechando de ello los PC. Con el tamaño de algunos juegos el espacio interno de 1 TB de la Serie X resulta justito —más aún los 850 GB de la PS5—, por lo que la compra de una tarjeta va a ser indispensable para los que le den un uso más intenso a la consola. En el caso de la PS5, la expansión se realizará con una unidad M.2 certificada a instalar internamente y no con un cartucho.
Vía: EnGadget.