ADATA ha expandido rápidamente en los últimos años su catálogo de unidades de estado sólido externas. Tiene modelos que cubren el sector de los resistentes frente a agua y caídas, pero también otros como el SC685 que analizo hoy que están orientados a los que quieren una SSD que ocupe el mínimo espacio posible. En este caso, es tan pequeña que entrará sin problema en cualquier bolsillo y no se notará casi que se lleva encima.

Desembalado y características

La presentación de la SC685 es en una pequeña caja negra, bastante más grande que el producto, pero es el tamaño estándar para las unidades externas de ADATA. De hecho al sacar la bandeja de plástico con la SSD se puede ver que ocupa bastante poco de ella. Debajo está un cable USB tipo C a USB tipo A, un USB tipo C a USB tipo C y un pequeño manual de instrucciones en varios idiomas. En las pruebas de más adelante he usado los cables suministrados.

Sobre esta pequeña unidad, tiene un tamaño de 84.7 mm × 54.8 mm × 9.5 mm y pesa tan solo 35 g. Está disponible en color negro, que es la recibida, y en color blanco. Se vende en capacidades de 250 GB, 500 GB y 1 TB, siendo este último modelo el recibido para analizar. ADATA es parco en detalles de sus unidades externas, pero base con decir que internamente es una unidad SATA3 con un puente SATA3-USB 3.1, y alcanza una velocidad máxima de lectura/escritura secuencial de 530/460 MB/s.

La unidad incluye un puerto USB 3.1 tipo C, y aunque no llega a los 1000 GB/s que más o menos permite este tipo de conexión, sí es necesaria para sortear algunas limitaciones de rendimiento de USB 3.0 que harían que no llegara a los 530 MB/s prometidos por la compañía. Pero eso lo analizaré un poco más en detalle en el siguiente apartado.

La SC685 está hecha en un plástico con acabado en mate rugoso, y me gusta mucho el pequeño tamaño que tiene. No es como para meterla en la billetera como dan a entender los de ADATA en alguna foto promocional, pero se podría porque es más pequeña que una tarjeta de crédito, aunque bastante más gruesa. Se puede llevar fácilmente a cualquier parte, y ahora que el USB tipo C es bastante estándar en todos los lugares, de trabajo y ocio, no debería haber problemas para usarla en caso de que se te olvide el cable. El conector USB tipo C es lo que debe traer todo dispositivo hoy en día.

La unidad es compatible con todo tipo de dispositivos, y por tanto se puede usar con consolas, específicamente las PlayStation 4 y Xbox One, y en ciertos casos con la Xbox Series X y S y la PlayStation 5, y también con Windows, Linux o macOS. La unidad tiene un led azul de conexión y actividad al lado del conector USB tipo C.

La interfaz interna de la SSD es SATA, con el habitual puente SATA3-USB usado en este tipo de unidades externas. Se ve en CrystalDiskInfo que es compatible con funciones SMART (tecnología de información y análisis de automonitorización), APM (gestión avanzada de alimentación), NCQ (encolamiento nativo de comandos) y TRIM.

Pruebas

Siendo una unidad externa, el principal problema al que se enfrentan estas unidades es al de la velocidad de lectura/escritura aleatoria ya que la conexión USB se satura fácilmente con solicitudes. También hay un problema en el que si bien la conexión USB 3.0 permite hasta 625 MB/s de lectura/escritura máxima, en la práctica el código de línea 8b/10b usado para la transferencia de bits va a hacer que el máximo real sea más bien en torno a los 500 MB/s. En la práctica es ligeramente inferior debido a otros problemas relacionados con el puente SATA3-USB.

En las siguientes imágenes de CrystalDiskMark 7.0 se puede comprobar lo que he dicho. En la primera imagen, correspondiente a una conexión USB 3.1 (10 Gb/s) la velocidad máxima de lectura/escritura secuencial llega a los 529/523 MB/s. Se sitúa por encima del límite de la conexión USB 3.0, que es la segunda imagen, en la que se pierde una buena cantidad de información al alcanzar los 458/450 MB/s. Por último, no sale a cuenta usar estas unidades en un puerto USB 2.0 porque la pérdida de rendimiento es enorme como se puede ver en la tercera imagen. Entre USB 3.1 y USB 3.0 no hay casi pérdida de rendimiento en lectura/escritura aleatoria, pero algo hay.

Conclusión

ADATA es una veterana en la creación de almacenamiento externo y siendo esta serie una anunciada el año pasado ya llega con lo que se puede pedir de ellas: USB tipo C. La serie SC685 llega en cantidades adecuadas a un precio bueno, ya que este modelo de 1 TB tiene un coste de más o menos 13 cts./GB, o unos 130 euros en total —a diciembre de 2020—. El modelo de 250 GB cuesta 50 euros, o unos 10 cts./GB, lo cual también resulta bastante interesante.

La unidades tiene una velocidad buena para ser SATA 3 sobre USB, y de hecho la conexión USB 3.1 la beneficia para dar realmente todo el rendimiento que pueden estar unidades. Es una unidad pequeña, y para aquellos que las usamos en lugar de unidades internas nos viene muy bien para mover información entre equipos sin tener que llevar como antes unos enormes discos duros externos. Antiguamente hasta te tenías que llevar un cargador para usar los discos duros externos más rápidos, por lo que esta miniaturización ha hecho mucho por ver las unidades externas como la norma y las internas como lo cada vez más raro.

Sea como sea, esta unidad es rápida, fiable, pequeña, y por precio es igualmente muy recomendable. Lo tiene todo y por tanto sería una de las primeras SSD externas a mirar por cualquiera que vaya a comprar una nueva.