Actualmente se puede hacer funcionar sin demasiada dificultad una tarjeta gráfica externa a través de una conexión PCIe interna. Lo fácil es usar la conexión PCIe 3.0 ×4 que habilita una conexión Thunderbolt 3/4, y los controladores de NVIDIA y AMD están preparados para ello. ASUS ha intentado darle más ancho de banda a las tarjetas gráficas externas en juegos con la conexión propietaria del ROG Flow 13 que aporta una PCIe 3.0 ×8 directamente conectada a la placa base. Pero en Koshin, una submarca de Lenovo, han decidido trastear un poco más con otra conexión PCIe de los portátiles: la de las ranuras M.2.
Estas ranuras aportan una conexión PCIe 3.0 ×4 al igual que las Thunderbolt 3/4, y con una tarjeta adaptadora de M.2 a una conexión PCIe estándar a través de un cable se puede usar una tarjeta gráfica normal con esa pequeña limitación de ancho de banda. La han aprovechado para conectar una RTX 3090 con buenos resultados. Obviamente se necesita una fuente de alimentación para la tarjeta, que en este caso es un modelo de 650 W con certificado 80 PLUS oro.
El rendimiento es similar a una RTX 3080 en pruebas enlatadas como Time Spy, y en juegos como Cyberpunk 2077 los corre con fluidez. No es que sea la mejor solución para usar una tarjeta gráfica en un ultraportátil como el usado para el experimento, pero al menos a las compañías les resulta más fácil actualmente ser más creativas con sus soluciones de dar potencia gráfica a ultraportátiles.
Vía: Tom's Hardware.