Intel llevaba tiempo enviando a los desarrolladores de videojuegos más relevantes la DG1, la primera tarjeta gráfica dedicada de la compañía desde hacía dos décadas. Ese modelo, o versiones del él de terceros, va a terminar en fabricantes de equipos originales acompañando a procesadores Core de 10.ª generación sobre todo. Puede ser algo similar en potencia a una Radeon RX 560, y por eso no precisa de una gran refrigeración, como muestra el despiece que han hecho de una de estas tarjetas DG1.
En las imágenes a continuación podéis ver el diseño de la placa de circuito impreso (la PCB) y de la refrigeración. Es una tarjeta pequeña, con un pequeño disipador y un pequeño ventilador. No tiene conector de alimentación adicional ya que sirve con los 75 W que recibe de la ranura PCIe en la que se ponga. El consumo real de la tarjeta se sitúa sobre los 25 W, teniendo en cuenta que es como la unidad gráfica Iris Xe MAX para portátiles, por lo que incluye 96 unidades de ejecución (768 sombreadores), y al ser un modelo para desarrollo incluye 8 GB de LPDDR4X a 4.27 GHz como memoria de vídeo en lugar de 4 GB.