ADATA no es la habitual compañía de portátiles pero en los últimos tiempos están intentando abrirse un hueco en el sector. Su nuevo modelo es el XPG Xenia Xe, un ultraportátil que aprovecha un procesador Tiger Lake para darle unas buenas características y potencial. Pero se me hace raro que lo metan en la serie XPG, la marca jugona de la compañía, porque sus características no son ni mucho menos las de un portátil para juegos al uso.
El procesador puede ser un Core i5-1135G7 o un Core i7-1165G7, con 8/16 GB de RAM a 4266 MHz de tipo LPDDR4X y 1 TB de almacenamiento PCIe 4.0, específicamente una unidad Gammix S50 Lite de la propia compañía. La unidad gráfica integrada es una Iris Xe G7 de 96 unidades de ejecución, que no está nada mal para ser una integrada pero que es algo así como una RX 460 de hace unos años, dependiendo bastante del juego.
El equipo está diseñado en aluminio, con un tamaño de 355 mm × 230 mm × 14.9 mm y un peso de 1.65 kg, por lo que está en la parte alta de los ultraportátiles. Aun así recibe el certificado Evo de Intel asignado a los equipos más versátiles, incluyendo pantalla táctil, procesador Tiger Lake y amplia capacidad de conectividad.
Esa conectividad realmente es interesante porque incluye dos Thunderbolt 4 y con esta conexión se puede usar una tarjeta gráfica externa cuando se esté en casa, por ejemplo. Tiene una ventaja de un 50 % más de ancho de banda con ellas frente a Thunderbolt 3, haciendo uso de los 32 Gb/s que ofrece una conexión PCIe 3.0 ×4.
El equipo también tiene dos USB 3.1 tipo C, un HDMI 2.0b, uno de audio de 3.5 mm, pantalla táctil de 39.6 cm de tipo táctil IPS de resolución 1920 × 1080 píxeles, cierre Kensington, cámara web HD, y batería de 73.41 Wh que se carga del 0 al 80 % en una hora con autonomía de hasta 16 horas.