Queridos lectores agarrense porque hoy vamos a navegar por aguas turbulentas de la tecnología y la ética. Pero antes de plantear el problema vamos a introducirlo. En 2020 el a veces genio, a veces villano, Elon Musk presentó Neuralink, un chip que se implantaría en el cerebro y que, teóricamente, permitiría «conectar» a las personas con las computadoras a un nuevo nivel: mediante los pensamientos.
Imagino que con esto os haréis una idea de por donde va el dilema, Cyberpunk 2077 cada vez está más cerca. Pero como nadie en su sano juicio se querría abrir la cabeza para meterse un chip sin una serie de pruebas, experimentos y seguridad. Los encargados del desarrollo de Neuralink ha pasado a la fase de pruebas con animales, y presentan al protagonista de la noticia, Pager, un macaco que lleva implantado el Neuralink desde hace seis semanas.
A base de un entrenamiento previo, Pager aprendió que manejando un joystick para mover un puntero en una pantalla, y llevarlo hasta una zona determinada, recibía un premio. Pero ahora que Pager cuenta con el Neuralink, versión N1 Link, instalado en su cerebro, se mantuvo el experimento solo que se desconectó el joystick y se conectó el Neuralink al movimiento del cursor, pudiendo controlar ahora dicho cursor solamente a base de pensamiento. Por supuesto que enseñarle a jugar al Pong, recompensando cada vez que evita que la bola se salga, es más espectacular para los titulares y la publicidad. Soy totalmente culpable de haberlo usado en el mío.
Este N1 Link funciona gracias a 1024 electrodos situados en la corteza motora encargada de los movimientos del brazo y de la mano, por lo que estos son capaces de recoger las señales motoras correspondientes a estos movimientos cada 25 milisegundos y enviarlas inalámbricamente mediante bluetooth hasta un receptor, que puede predecir la dirección y la velocidad de un movimiento futuro o el previsto más probable dado el patrón actual de actividad cerebral para controlar, en tiempo real, los movimientos del cursor en la pantalla.
Los encargados del desarrollo apuntan a que gracias a este primer paso y con el consecuente desarrollo, se podría plantear un escenario en el que el N1 Link se implantara a personas con movilidad reducida para que pudieran controlar ordenadores o teléfonos simplemente con sus pensamientos. Sin duda teóricamente es algo maravilloso, pero claro, las cuestiones éticas que esto implica son enormes. ¿Son realmente seguros para la salud medio y largo plazo?, por sus funciones son limitadas pero ¿dónde está el límite?, ¿cabe la posibilidad de que el implante sea también una puerta de entrada y no solo de salida?.
Estoy queriendo sonar conspiparanoíco a propósito. Con futuros como los de Cyberpunk que visto lo visto no están tan lejos como parecen, hay que medir con cuidado cada paso que se da, porque aunque los beneficios pueden ser infinitos, los perjuicios también pueden ser muy grandes.
Fuente: Blog oficial de Neuralink.