El sector de los semiconductores lleva un par de años en consolidación, y hay que entender por ello que tras una explosión de competidores, grandes y pequeños, todo el mundo busca fusiones y adquisiciones para hacerse más grande y competir mejor. Mucho pez para tan poco mar. Aunque es más habitual que sean las empresas jóvenes las que terminen siendo compradas, AMD optó por poner la mirada en Xilinx a finales de 2020, ofreciendo 35 000 millones de dólares por ella. Tras el visto bueno de los reguladores, AMD espera cerrar la adquisición en el primer trimestre de 2022.
Esta compañía está especializada en matrices de puertas programables (FPGA) que no son otra cosa que chips reprogramables pero de propósito específico. Eso significa que tienen menos versatilidad en el tipo de cargas de trabajo que pueden ejecutar pero lo hacen de manera mucho más eficiente. Por debajo de las FPGA están los circuitos integrados de aplicación específica (ASIC) que tienen una nula capacidad reprogramación pero son aún más eficientes. Los ASIC son muy buenos cuando sabes qué tipo de cálculos concretos tienes que hacer siempre, como por ejemplo los algoritmos de criptominería.
Ahora mismo AMD tiene poca o ninguna presencia en el sector de las FPGA. En este sector Intel le lleva bastante ventaja ya que compró hace unos años Altera, y ha puesto en el mercado varias generaciones haciendo uso de sus procesos litográficos además de seguir usando los que usaba Altera anteriormente como TSMC. Anteriormente el cierre de la compra se esperaba para el último trimestre de 2021, por lo que la adquisición va con retraso. El principal motivo son las pegas que los Gobiernos han puesto a la adquisición a través de las agencias de regulación de la competencia, aunque AMD califica el diálogo con estas agencias de «productivas».