EE. UU. ha entrado en una espiral de sanciones a la industria china de los semiconductores, pero es evidente que tarde o temprano terminará afectándole. Conseguirá que China sea antes de tiempo independiente en el terreno del desarrollo y producción de chips, pero también al liderato de EE. UU. en el sector. Así lo indica un informe de la Asociación de la Industria de los Semiconductores (SIA), una organización que engloba al 99 % de las compañías de chips del país norteamericano.
El problema de fondo reside en que la industria global de los semiconductores se benefician de un «círculo virtuoso de innovación por el cual hacen grandes inversiones en I+D+i para llegar a todos los mercados». Las empresas de chips invierten en torno a una quinta parte de sus ingresos a investigación, pero si se bloquean los ingresos procedentes de China a la vez que se aumentan los costes, la inversión en innovación se va a ver seriamente perjudicada.
La reducción de ingresos se traducirá en menor investigación, con las compañías optando por invertir en I+D fuera del caos regulatorio de EE. UU., y por tanto podría acabar con el liderato del país en el sector de los semiconductores. Por eso la SIA pide que el Gobierno estadounidense considere otorgar licencias a compañías del país para que operen en China, lo cual reduciría el impacto por las sanciones a las empresas chinas. Pero de momento, empresas como Lam Research (obleas y equipamiento de producción de semiconductores) han hecho fuertes recortes de empleados, afectando tanto a la producción, que se llevan parte fuera del país, como a la investigación.
Fuente: SIA. Vía: Tom's Hardware.