El escenario macroeconómico que está atravesando el planeta es bastante desalentador. La producción de materias primas se ha encarecido sucesivamente con la pandemia, las autosanciones occidentales, el desplome del sector consumo y una espiral inflacionaria en los países con más industria, y ahora que está aumentando notablemente la demanda todo está volviendo a subir aún más. Eso hace temer que el precio de la electrónica suba, por el amplio uso de todo tipo de metales que se necesitan para su producción. Aparentemente algunas compañías de semiconductores chinas ya habría subido sus precios.
Se pone de ejemplo que la tonelada métrica de cobre ha pasado en los últimos años de 5000 dólares a 8300 dólares, aunque ha ido subiendo un bajando, pero con una clarísima tendencia al alza. No ayuda que los productores rusos no puedan vender sus metales a empresas chinas que luego puedan terminar en productos que se vendan en occidente. Las autosanciones occidentales al níquel, aluminio y cobre rusos están afectando a los precios a los que compran estos metales las compañías occidentales. Si no se aumenta la producción por otras fuentes, es imposible suplir la producción rusa, así que el que paga la factura es el consumidor.
Esos aumentos de precios, según la no siempre fiable Digitimes, se sitúa en torno a un 10-20 % para los chips, testeo y encapsulado de empresas como ICM o Yaxin Microelectronics. Pero habla también de una infinidad de empresas de semiconductores y electrónica que están subiendo los precios, por lo que solo es cuestión de meses que se note finalmente en occidente. Por ejemplo, Smart Chiplink es un proveedor de Broadcom, Texas Instruments, Intel y Analog Devices, por lo que al final los productos de todas ellas se verán afectados.
Vía: Tom's Hardware.