TSMC tiene una buena cantidad de fábricas repartidas por Asia, principalmente Taiwán y China, pero los países occidentales están atrayéndola a producir en sus territorios, con mayor o menor éxito. EUA ha tenido mucho éxito porque, bueno, el Gobierno de Taiwán la presionó para ello para que EUA siguiera apoyándole militarmente. Porque la dirección de TSMC tenía cero ganas de expandirse a EUA, consideróndolo «costoso e inútil». Así pues, el precio de los chips producidos en Occidente va a ser sustancialmente mayor.
El director ejecutivo de TSMC lo ha indicado claramente porque, bueno, hay que hacer dinero con la producción de chips en Occidente en general y en EUA en particular. El coste adicional de entrenamiento de los operarios de las fábricas, las más costosas reivindicaciones laborales, el mayor coste de producción en general, a pesar de las subvenciones, aumenta mucho el precio de producir en EUA.
«Si mi cliente me pide producir en cierta región, entonces tanto TSMC como el cliente deben compartir los gastos» que conlleva. Ha indicado como problemas el mayor coste de la electricidad o la inflación, que no estaban presentes cuando planearon la expansión. Por ello han empezado a hablar con sus clientes para que asuman la mayor parte del sobrecoste de producir en EUA, Alemania o incluso Japón. En esta última el sobrecoste será menor por la cercanía a Taiwán, pero existirá. Lo peor se lo llevará la producción en Occidente.
Algunos analistas están cifrando ese extra de producción en Arizon (EUA) en un 20-30 % de lo que costaría producirlos en Taiwán o China. TSMC estaría maniobrando para mantener su margen bruto del 53 % en la producción de chips con ese sobrecoste desplazado a sus clientes. La ventaja para estos es que supondría un importante ahorro en el transporte de los chips, siempre que la etapa final (corte, testeo y encapsulado) se haga en el mismo país. Al final el sobrecoste global sería bastante menor que ese 20-30 %, pero le podrían poner el sello de «hecho en EE. UU.» con el beneplácito de Biden. TSMC basa la contención de ese extra de precios en que los gobiernos occidentales mantengan largo tiempo las subvenciones a su producción.
Vía: Tom's Hardware.