TSMC inició sus planes de expansión a EUA debido a las tensiones geoestratégicas en el Pacífico occidental, lejos de las costas estadounidenses y al lado de las chinas. Ha sido una moneda de cambio para obtener armamento y un aliado, aunque en la práctica Taiwán siga siendo reconocida como parte de China por los gobiernos occidentales. Pero dentro de lo malo, TSMC está teniendo bastante éxito con su fábrica de Arizona debido a otros factores como los aranceles que está aplicando Trump.

Eso ha disparado la contratación de producción en Arizona, la cual está toda vendida hasta finales de 2027. Los principales clientes de esta fábrica, por no decir los únicos, son Apple, AMD, Broadcom, NVIDIA y Qualcomm, que son también de los principales diseñadores de chips sin fábricas. Tras el anuncio de posibles aranceles a los productos de Taiwán, estas empresas solicitaron a TSMC que aumentara la producción en EUA, y eso ha fructificado en los planes de invertir, en total, más de 165 000 M$ en expansión de producción en los próximos años, incluyendo los 100 000 M$ anunciados junto a Trump.

Con ese dinero se crearán cinco instalaciones adicionales en la Fab 21 de Arizona y un centro de I+D, junto a otras instalaciones de encapsulado avanzado de chips que precisan Apple y NVIDIA. TSMC asegura que no se olvidará de su expansión en Taiwán o Japón, pero va a ser menor de la esperada, lo cual ha llevado a la oposición taiwanesa a acusar al Gobierno taiwanés de estar vendiendo el activo más importante del país a los EUA. Hace poco su gobierno levantó la prohibición de producir con las litografías más punteras de la compañía en EUA, y entre una cosa y otra, está claro que TSMC ha subido varios niveles como arma geopolítica.