Este pasado martes por la noche se emitió el episodio piloto de ‘The Flash’ en la cadena The CW. La serie había generado bastante expectación desde que se anunció, más aún desde que el piloto recibió unas críticas muy buenas tras su proyección en la SDCC de este verano. Concebida como un spin-off de ‘Arrow’, la serie supone el siguiente de un plan que empieza a ser un tanto ambicioso de crear un Universo DC televisivo, el cual podría terminar con su propia Liga de la Justicia. Pero, ¿merece la pena?

El piloto de una serie tiene un cometido muy difícil. Debe dar una idea de qué va al espectador y presentar a todos los personajes importantes. En ese aspecto ‘The Flash’ consigue su propósito de sobra, cosa que no es sencilla. Da tiempo a presentar bastante bien al protagonista, a sus secundarios, la metatrama de la serie, y el origen de sus poderes y el de sus futuros villanos.

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La serie sigue a Barry Allen, un CSI de la policía de Central City. Cuando tiene 11 años, su madre es asesinada en un extraño incidente, siendo su padre culpado del crimen. Es criado por Joe West, detective de policía de la ciudad, creciendo junto a su hija Iris, de la que está enamorado de siempre. Se da a entender, para quien no haya visto su aparición en ‘Arrow’, que se hace CSI para investigar la muerte de su padre. La presentación que hacen del personaje es suficiente para que las comparaciones con Peter Parker sean notorias, algo que el Barry Allen original desde luego que no era, pero queda bien resuelto. Y su vida seguiría así de no ser por una fatídica noche.

Pasamos, tras las presentaciones de rigor, a entrar en materia. Como buen científico con inquietudes más allá de su trabajo como forense, Barry está emocionado por la puesta en marcha de un acelerador de partículas que hace palidecer al del CERN. Pero las cosas no van bien, surgen problemas, incluyendo una extraña tormenta. Durante la misma, uno de los rayos alcanza a Barry en su laboratorio y el resto es historia. Tras nueve meses en coma, Barry descubre al despertar que tiene poderes, y conoce a los secundarios que faltan, los integrantes de los Laboratorios STAR. Estos le ayudan y le proporcionan apoyo cuando descubren que hay más gente afectada por el accidente del acelerador y que no todos están empleando sus habilidades para el bien.

¿Qué impresión deja el episodio? Pues muy buena, la verdad. Se nota que han trabajado bastante el guión el cual, aunque no es completamente redondo, cumple perfectamente su cometido. Los actores están todos muy bien en su papel, especialmente el protagonista, Grant Gustin. Además, y con buen criterio, los productores han decidido contar con John Wesley Shipp, el Flash televisivo de los 90, como el padre de Barry Allen. Posee muchísimos guiños al lector de cómics, muchos de los cuales serán, con total seguridad, explorados en futuros episodios. En cuanto a la trama, estando Geoff Johns como una de las fuerzas creativas, se nota que la influencia de sus guiones para el origen de Barry Allen tras Crisis Final han jugado un papel esencial. Una de las partes más difíciles es la de justificar los poderes de otros personajes y, con el acelerador de partículas, lo han bordado. Por otro lado, también se muestra que hay secretos que son un buen gancho para el espectador para animar a seguir viendo la serie. Todo de una forma muy coherente.

Los productores han indicado que pretenden hacer una serie que sea como un cómic. Y lo han conseguido, al menos con este piloto. El episodio deja con ganas de más, con unos ganchos interesantes. Si siguen así, podemos tener una de las series de la temporada. El Universo DC televisivo se ha vuelto aún más interesante.