Apple tomó por sorpresa a la industria de los procesadores para dispositivos móviles al presentar el primer modelo con arquitectura de 64 bits. En la presentación Phil Schiller afirmó que contaba con una arquitectura de procesador de sobremesa, pero pocos se pararon en esa frase, importante para entender por qué con dos núcleos es capaz de rendir mejor que el Snapdragon 800 de Qualcomm.
El motivo, según un estudio de la web AnandTech, es que la arquitectura creada por Apple es mucho más parecida a lo que Intel proporciona en sus procesadores que a lo que se está haciendo actualmente en los procesadores para dispositivos móviles de otras compañías.
Por ejemplo, al igual que los Intel Haswell, el A7 cuenta con un búfer de reordenación de 192 instrucciones, para la ejecución de instrucciones fuera de orden para aprovechar ciclos no utilizados del procesador (que sube desde un búfer de 45 instrucciones del A6). Esto ya de por sí hace que obtenga un fuerte aumento de rendimiento, y a ello se suma más memoria caché a cada núcleo y la posibilidad de ejecutar el doble de instrucciones simultáneamente (frente a las 3 del A6). Pero también es la fuente de que no haya habido un aumento real en la duración de la batería del iPhone 5s y el iPad Air.
La potencia que tiene el A7 es a la vez una ventaja y un inconveniente. Es una ventaja por que los dispositivos que cuenten con él van a tener una esperanza de vida mucho mayor que los 4 años que dura un iPhone en la actualidad (y frente a los 2 de un Android, aunque los que tengan un Snapdragon 800 durarán más). Está perfectamente preparado para usar aplicaciones de 64 bits, que es su inconveniente: por ahora no hay muchas aplicaciones que saquen partido a toda la potencia del procesador fuera de las que desarrolla Apple.
Vía: Apple Insider, AnandTech.