El MI5 es la agencia del Reino Unido encargada de contrainteligencia y seguridad. Su director general, Andrew Parker, acaba de hacer unas declaraciones en la BBC en las que advierte de las crecientes dificultades que las tecnologías de encriptación entrañan para el desempeño de sus tareas.
Al ir estas tecnologías más rápido que las leyes que regulan el acceso a los datos, las fuerzas de seguridad tienen dificultades en conseguir las órdenes judiciales que les permitan acceder al contenido de las personas sospechosas de terrorismo. Además, a parte de los requisitos legales, se necesita también la colaboración de las compañías proveedoras de los servicios.
Sin embargo, el problema para garantizar la colaboración de las compañías mencionadas es que estas están radicadas, en muchos casos, fuera de las fronteras del Reino Unido, lo cual requeriría algún tipo de acuerdo o de monitorización proactiva de las compañías. Según, Parker asegura que sólo se seguirían las comunicaciones de aquellas personas que realmente se consideran una amenaza.
No obstante, las declaraciones del director del MI5 llegan en un momento en el que la Ministra del Interior, Teresa May, ha comenzado una ronda de contactos con proveedores de servicios de Reino Unido y Estados Unidos para discutir y recabar su apoyo ante la polémica Snooper’s Charter.
Bajo esta ley se ordenará a las compañías que recojan una gran cantidad de datos diversos por un periodo de 12 meses. Además, regula el acceso de las agencias del gobierno a dicha información, y la posibilidad de que establezcan filtros. Esto es considerado por los detractores de la nueva ley como la vigilancia ilimitada sin supervisión real de los ciudadanos.
Vía: The Next Web.