Parecía que Samsung estaba consiguiendo recuperarse tras un par de años duros con descensos continuados de ingresos y beneficios debido a un pobre rendimiento en las ventas de sus móviles. Pero era todo una ilusión, porque el cuarto trimestre de 2015, el más fuerte de todas las compañías de electrónica, ha terminado con un estancamiento interanual que no ha sentado bien.
Las ventas del trimestre fueron de 53,32 billones de wones (41.000 millones de euros) frente a los 52,73 billones de wones del mismo periodo de 2014, con unos beneficios de 6,14 billones (4.700 millones de euros). No son en realidad malas cifras, pero tampoco son buenas porque no supone una mejoría en el estado de la compañía.
Afortunadamente para Samsung la división de teléfonos ha conseguido estabilizarse pese al retroceso en las ventas, manteniendo unos beneficios de 1.700 millones de euros. No está nada mal teniendo en cuenta que el resto de compañeros de Android sufren pérdidas en las operaciones de sus divisiones de móviles, como Sony o LG, e incluso las chinas funcionan a cubrir costes.
Samsung se centrará en sus próximos teléfonos, como ha empezado a hacer en la nueva serie A, en mejorar el software que les acompaña. Touchwiz es el gran problema de los teléfonos insignia de la compañía, y con el hardware del Galaxy S6 si incluyera una ROM más hacia Android puro como los teléfonos de Motorola sería perfecto. En el MWC podría presentar un Galaxy S7 con novedades importantes y necesarias en este aspecto.
Por lo demás, la compañía sigue consiguiendo buenos resultados con sus electrodomésticos, televisores y, sobre todo, su negocio de semiconductores, espoleado por su negocio de chips a 14 nm. Este año AMD usará sus fundiciones para crear sus nuevos procesadores y tarjetas gráficas, y probablemente dé señales de vida su nodo de fabricación a 10 nm.