Esta semana Microsoft ha anunciado que Windows 10 ya se encuentra instalado en 270 millones de dispositivos. Son unas cifras que lo alejan del objetivo de la compañía de que esté en 1.000 millones de dispositivos en dos a tres años después de su llegada al mercado.

Ese objetivo ahora mismo está muy difícil de conseguir, aunque algunas medidas tomadas recientemente por Microsoft han hecho acelerar su ritmo de adopción. La más importante es la de hacer que sea una actualización recomendada desde Windows 7 y 8, y por tanto se descarga automáticamente en los equipos. A partir de ese momento hay más posibilidades de que la actualización se instale por la forma de mostrar las notificaciones de instalación.

Aunque la llegada de Windows 10 Mobile ha hecho que suban el número de dispositivos con Windows 10, en PC ha acelerado bastante su ritmo de adopción. Según los datos de Net Aplications, en marzo aumentaron en 31 millones el número de PC que lo usan. A lo mismo apuntan los datos de StatCounter al apuntan a un aumento de la adopción de 1,7 puntos porcentuales hasta el 16,5 % de utilización.

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La campaña de pásate a Windows 10 se va a recrudecer de aquí a que finalice el periodo de actualización gratuita durante el verano. Sobre todo porque el modelo de negocio de futuro de Microsoft es ganar más dinero con los servicios tipo OneDrive y Office 365, y para eso necesita cuanto más gente usando Windows 10 mejor.

Al fin y el cabo, en cuanto se supere ese periodo los usuarios domésticos de equipos más antiguos no van a tener muchas razones para actualizarse. Si funciona, mejor no tocarlo. La resistencia al cambio suele ser muy fuerte cuando no hay grandes motivaciones para probar una nueva versión de Windows, como ocurre entre los jugones para poder usar las DirectX 12.

Vía: PC World.